Zapopan, mesa para tres
El municipio más poblado de Jalisco se está convirtiendo en el más disputado y el más ambicionado
La política tiene extraños caminos. El próximo presidente municipal de Zapopan se llamará o Alberto Uribe o Pedro Kumamoto o Juan José Frangie. Uribe era alcalde de Tlajomulco hace menos de tres años -y por MC-. Kumamoto peleaba el Senado, y Frangie se encargaba del gobierno puertas adentro. Por primera vez, tal vez en la historia de Jalisco, la mirada no está puesta en la capital, en donde Ismael del Toro parece tener encaminada la reelección. La elección más competida es Zapopan que se convirtió este año, de acuerdo al CENSO del INEGI, en el municipio más poblado del Estado. ¿Cuáles son las claves de la contienda? ¿Tiene posibilidades Morena? ¿Es el tiempo de “Kuma”? ¿Frangie podrá capitalizar la alta aprobación de Pablo Lemus?
La primera variable a tomar en cuenta es la fragmentación. Si uno analiza las encuestas de opinión y la complejidad de un municipio como Zapopan sobresale la fractura socioeconómica. Las clases medias y medias altas suelen votar por el PAN o por MC o por Kumamoto. En el proceso electoral pasado, el Zapopan rural, las clases medias bajas y las zonas pauperizadas del municipio votaron por Morena. Es cierto que Pablo Lemus logró ser transversal en prácticamente todo el municipio rompiendo el voto de clase, pero al no estar en la boleta Morena se vuelve ampliamente competitivo en al menos la mitad del municipio.
La cohesión del voto de Morena, y la división del voto anti-AMLO, le abre puertas a Alberto Uribe para ser alcalde. Si analizamos la elección anterior nos daremos cuenta que MC y Futuro -el partido del que será candidato de Pedro Kumamoto- comparten espacios electorales. A ese fenómeno de división debemos sumarle que el PAN compite por separado y cuenta con un voto histórico en el poniente de la ciudad.
Ahora, la dificultad para Alberto Uribe es cohesionar a un partido sin cabeza en Jalisco. Morena en Jalisco está lejos de ser un partido con orden y sentido. Por el contrario, ningún dirigente ha logrado afianzarse y ni siquiera tenemos claridad sobre quién manda. Uribe será candidato, en gran medida, por su cercanía política con el dirigente nacional del partido, Mario Delgado. Sin embargo, ¿qué trabajo ha hecho Uribe en Zapopan? Nada. Su trayectoria política ha estado en Tlajomulco: alcalde, secretario del ayuntamiento, etc. A pesar de ello, su paso por el bastión naranja y la fortaleza de Morena como proyecto político le permiten competir seriamente.
La segunda variable es el desconocimiento de Juan José Frangie y la implicación de Pablo Lemus en la campaña. Frangie tiene un conocimiento menor al 15%. Sin embargo, representará a un partido bien calificado por los ciudadanos en las encuestas (Movimiento Ciudadano y el Gobierno actual de Zapopan). Pablo Lemus sabe que se juega su capital político en la elección zapopana del próximo 6 de junio. Retener el municipio le supone un boleto de despegue para contender por la Gubernatura en 2024. Una derrota le supondría decir un camino más sinuoso para luchar por la candidatura en 2024. La transferencia de apoyo de Lemus a Frangie es fundamental para que el ex jefe de gabinete sea competitivo. No es fácil en tan poco tiempo y menos en un proceso electoral tan sui generis como el de Zapopan.
Una tercer variable es la capacidad de Pedro Kumamoto para superar una posible elección dicotómica. Para nadie es una sorpresa que la elección de 2021 se plantea en coordenadas pro-AMLO y anti-AMLO. Kumamoto no se ha alineado a ningún polo. Una decisión que fortalece su discurso de independencia, pero que lo puede penalizar en el voto útil. En paralelo, Kumamoto es popular en Zapopan y encabeza cualquier encuesta de opinión, pero su lado débil es la experiencia. Frangie busca explotar dicha diferencia. Una parte fundamental de la narrativa de Kumamoto tiene que ser convencer al zapopano promedio que está listo para tomar decisiones complejas en arenas tan sensibles como la seguridad, el crecimiento económico y el combate a la corrupción. Qué no sea visto simplemente como un candidato antisistema, sino como un futuro gobernante eficaz y que está a la altura de los desafíos de Zapopan.
La participación será clave. Esperemos que no, pero todo indica que el COVID afectará negativamente en la participación de la ciudadanía. Un veterano operador político en el municipio me decía: “si superamos 40% de participación sería una extraordinaria noticia”. ¿A quién afecta la baja participación? No tengo la menor duda: a Pedro Kumamoto. Morena y MC tienen estructuras de movilización más trabajadas. Futuro depende de que el elector independiente de clase media salga a votar. Un alto abstencionismo podría perjudicar seriamente a Kumamoto.
Durante mucho tiempo, Guadalajara era la única escalera para la gubernatura. Así sucedió con Francisco Ramírez Acuña, con Emilio González Márquez, con Aristóteles Sandoval y con Enrique Alfaro. No había otra: gobernar Jalisco era haber pasado, unos años antes, por la capital. Sin embargo, las dinámicas poblacionales y económicas han igualado a Guadalajara y Zapopan como los dos corazones de la Ciudad. No tengo duda, quien gane Zapopan será un aspirante natural a Casa Jalisco en 2024. Frangie tiene que demostrar que es capaz de seguir el proyecto que comenzó Lemus en 2015. Kumamoto pelea contra los fantasmas de 2018. Y Alberto Uribe tiene que demostrar que Morena es un partido serio capaz de gobernar en la capital económica de Jalisco. Pronóstico reservado.