La UdeG impulsa masculinidades positivas desde el lado educativo

Ante el incremento de agresiones contra mujeres, la Universidad de Guadalajara (UdeG) trabaja en un modelo de masculinidades positivas. Érika Loyo Beristáin, jefa de la Unidad para la Igualdad de la UdeG, explica que ya está aprobado el reglamento y el código de ética y conducta, desde donde se ha impulsado un modelo reeducativo de conductas violentas que se aplican para personas generadoras de violencia.

“Tiene como principio y fundamento el enfoque derechos humanos, la perspectiva de género y el enfoque de masculinidades positivas. En ese modelo emitimos una convocatoria abierta para todos los hombres de la Red Universitaria para formar la red de procesos educativos que aplica ese modelo como una medida de sanción”.

Al proyecto se postularon cerca de 40 trabajadores, administrativos y académicos, de los cuales eligieron a 27 para formar la red, quienes toman un diplomado y capacitaciones para aplicar los procesos del mismo.

“El modelo consiste en que cualquier persona que sea generadora de violencia y que sea derivada por una sanción de la Comisión de Responsabilidades y Sanciones debe tomar un mínimo de 16 sesiones, de dos horas cada una”. Tras ello se puede valorar si la persona necesita más sesiones.

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Loyo Beristáin menciona que actualmente hay tres grupos abiertos con 20 personas participando: hombres de bachillerato, licenciatura y trabajadores académicos. Sobre los resultados y cambios en las actitudes, la académica resalta que  todavía no hay personas que hayan terminado todas las sesiones.

“Podríamos buscar testimonios a finales de abril que es cuando iremos terminando algunas sesiones y grupos”, dice.

Por otro lado, adelanta que buscarán replicar el modelo para que se pueda tomar de forma voluntaria. “Esperemos que en septiembre, previo a iniciar el nuevo ciclo escolar que ya tengamos una oferta en una plataforma virtual de formación que se unan estas partes de los procesos obligatorios y que incluya un curso de conocimiento y prevención de la violencias, el segundo sería el conocimiento de cómo se ejecuta el protocolo y sus componentes, y el tercero es el de masculinidades positivas”.

Además, de que preparan un curso de masculinidades positivas como parte de las probables medidas cautelares que se dictan cuando se inicia un proceso de denuncia. “Hasta ahorita  las medidas cautelares, las más usadas, son apercibimiento, amonestación, una suspensión de dos a tres días y la gran apuesta sería que también dentro de las medidas cautelares hubiera una medida educativa”.

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¿Qué se trabaja en el modelo?

Érika Loyo Beristáin detalla que lo que se busca es que los hombres trabajen en el reconocimiento de sus conductas, para identificar violencias y conductas machistas. “Se tiende a normalizar la violencia de género y se piensa que no fue para tanto. Al mismo tiempo se les enseña a controlar sus posibles conductas relacionadas con el modelo de masculinidad hegemónica, que puede ser el reconocimiento de su respiración, reconocimiento de posibles conductas y actos que puedan estar vertebrados por el enojo, por la molestia, por la ira. Reconocimiento y control de conductas que tienen que ver con conductas verbales o lenguaje no corporal”.

Loyo Beristáin acentúa que la otra parte importante es replantear las cosas y reestructurar las conductas. “Entre las universidades públicas somos la única que lo ha podido llevar a cabo de una manera exitosa".

Y agregar que la red de reeducación está conformada por puros hombres con perfiles diversos, lo que hace más amplia la visión. “Hay otros países, sobre todo en Europa o España que han tenido una gran apuesta hacia esos modelos educativos y todos estos procesos porque aunque las conductas machistas son casi universales también impacta el entorno y el contexto de cada persona. Nosotros apenas estamos en ese proceso y es muy expectante”.

JM

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