Franeleros toman la Americana; ahora realizan mini extorsiones
La Policía de Guadalajara detuvo a 849 hasta finales de octubre por esta falta; sin embargo, en todo el año pasado fueron 568
“Me estacioné poquito antes del (Bar) Américas. Era como la 1 de la mañana. En cuanto me bajé, llegó un ‘franelero’ y me dijo: ‘Son 60 pesos, jefe. Nosotros nos vamos como a las 03:00 o 04:00, pero no te lo roban. Aquí nadie roba, la plaza cuida”, relató Felipe Chávez, quien tuvo que pagar.
Pese a los operativos del Ayuntamiento tapatío y a la existencia del programa “Aquí Hay Lugar”, los “apartalugares” han recuperado las calles de esta zona, especialmente los fines de semana por la noche. Su presencia es notoria en las vialidades que atraviesan paseo Chapultepec y otros puntos y corredores gastronómicos de la ciudad.
Felipe relató que cada vez es más recurrente ver a los “viene viene” en la Americana.
Su aumento está reflejado en el número de detenciones que ha realizado la Comisaría de Guadalajara por esta falta.
De acuerdo con la Policía tapatía, en los primeros 10 meses de este 2023, los oficiales han realizado la retención de 849 personas que se dedican a esta práctica por considerar que infringen el artículo 146 del Reglamento de Movilidad del Ayuntamiento de Guadalajara, el cual prohíbe apartar lugares de estacionamiento de uso público con cualquier tipo de objetos.
La cifra representa un total de 281 arrestos más que los registrados en todo el año pasado, cuando se documentaron 568. Esto según datos obtenidos como respuesta a una solicitud de información, vía Transparencia.
Para contrastar el incremento, basta recordar que durante la administración municipal del hoy gobernador de Jalisco se intentó solucionar el problema con los parquímetros virtuales, operativos e integración de “franeleros” a programas laborales y de emprendimiento. Entonces, la corporación aprehendió a unos 400 en dos años.
Franeleros, a merced de la delincuencia organizada
La colonia Americana es un foco de alerta en cuanto a narcotráfico y robos, situación a la que los franeleros están expuestos y, por su situación de vulnerabilidad, pueden ser fácilmente cooptados.
“Hay una estructura muy sólida en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), por parte de la delincuencia organizada, que cada vez absorbe más actividades, una de ellas es la de los ‘viene, viene’”, explicó Francisco Jiménez Reynoso, miembro del Observatorio de Seguridad Pública de la Universidad de Guadalajara.
“De las ganancias que obtienen, tienen que dar una cuota. Puede ser que, a cambio de la cuota les encarguen actividades como halconeo así como la venta de droga. Ellos tienen sus proveedores dentro de la estructura criminal, de la cual de alguna manera ya forman parte; ya fueron absorbidos, no es por gusto, y es que son personas altamente vulnerables por la actividad que desempeñan, que es en la vía pública”, añadió.
El propio alcalde con licencia, Pablo Lemus, reconoció en enero que el paseo Chapultepec es uno de los principales puntos de decomiso de drogas.
Desde 2021, la Fiscalía de Jalisco ha abierto más carpetas de investigación por el robo de autopartes en la colonia Americana que en cualquier otra.
También está entre las tres con más robos de vehículos y robo al interior de automóviles. Además, en lo que va del año, entre la Policía estatal y municipal han realizado por lo menos 10 detenciones con múltiples narcomenudistas en la zona.
Apartalugares se aprovechan de conductores
“A mí un franelero me persiguió en su bici. Me puse en la de Robles Gil, afuera de una cervecería. Hay hasta parquímetros, lo pago, me bajo y llega uno a cobrarme 50 pesos. Me voy corriendo y me sigue en la bici, le dije ‘no traigo ni efectivo’, pero seguía detrás, le grité a una patrulla, se bajan los polis y lo saludan por su nombre”, fue la experiencia que vivió Paloma Reyes hace un par de semanas.
“Así bien ‘compas’ se saludaron, yo dije ‘ya valí. Me van a hacer algo’, me asusté. Le dije a los polis, ya pagué el espacio y no traigo dinero. Sólo le dijeron que no me cobrara y se fue. Me sentí tonta y asustada, nunca vuelvo a dejar mi carro ahí”, relató. El hecho sucedió entre avenida La Paz y Libertad.
La Comisaría de Guadalajara ha atendido 255 llamadas con reportes de franeleros hasta el 15 de noviembre de este año; ya superaron las 190 atendidas en todo 2022 y las 180 que recibieron en el segundo semestre de 2021, según datos proporcionados por transparencia. Aún así, la presencia de los “viene, viene” es impune.
El temor de la gente es que su vehículo sufra un delito si no paga al franelero, tal y como le ha sucedido a por lo menos 148 automovilistas en esta colonia, quienes presentaron denuncia por robo total, de autopartes o al interior, según datos de este año de la Fiscalía de Jalisco.
“Es que ellos mismos te dicen: ‘si no me paga yo no se lo cuido y a ver qué le pasa’, pues qué haces, darles dinero”, dijo Paloma.
Para las autoridades tapatías, la actividad de los franeleros es considerada una falta al reglamento, pero para el especialista en seguridad Francisco Jiménez Reynoso, su proceder podría considerar una micro extorsión.
“La amenaza de hacerle daño a alguien o a su patrimonio y obtener un lucro por la amenaza, son los componentes de una extorsión. Nadie tiene derecho a cobrar dinero por dejar tu vehículo en la calle, no debemos normalizarlo”, explicó Jiménez Reynoso.
“Antes era lo que tú le quisieras dar al franelero, va subiendo el tono, ya después si no les das dinero te podrían rayar el vehículo, entonces la gente desconfía de no darles dinero. Es como se comienza a dar, en mi opinión, un delito en micro, una micro extorsión”, agregó.
LA VOZ DEL EXPERTO
La causa y solución del problema es estructural, no policiaco
Ricardo Fletes, Jefe del Departamento de Desarrollo Social del CUCSH de la UdeG.
La falta de planeación urbanística en Guadalajara, la falta de oportunidades laborales y la situación marginal con la que vive gran parte de la población desde hace décadas propician que proliferen los trabajos informales, así lo considera Ricardo Fletes, Jefe del Departamento de Desarrollo Social del CUCSH de la UdeG. “Las condiciones sociales, de escolaridad, de dificultad de acceso a trabajo digno que no se abren a la velocidad que requiere la cantidad de población que se incorpora al mercado de trabajo, se suman a una deuda histórica con la población marginada que no puede incorporarse al mercado formal de trabajo”, dijo.
“Es característico de las ciudades grandes. Las personas se desplazan hacia ciertas zonas donde hay trabajo informal, se quedan a vivir por esas zonas, retirados de su lugar de origen, y se incorporan a este tipo de trabajos, como franeleros, limpiaparabrisas y demás”.
Para solucionar este tema, en anteriores administraciones se han utilizado programas de acercamiento a empleo formal, créditos para emprendimiento y operativos para sancionar a los franeleros. Hasta ahora, nada ha resultado.
“En general, lo que hace el Gobierno, ante la incapacidad de personal, de programas sociales y de oportunidad de trabajo, una cuestión que es relativamente fácil es crear una imagen negativa de ellos (los franeleros) y tiende a criminalizar esta actividad”, explicó el especialista.
No obstante, esto sólo los deja en una situación más vulnerable. No sólo están expuestos a las condiciones que les imponen los criminales de la zona, sino que también a veces son extorsionados o violentados por las propias autoridades, como inspectores y policías.
“Frente a la vulnerabilidad de someterse a un trabajo informal, está la vulnerabilidad social que implica la extorsión, explotación y violación de los derechos, que puede provenir desde la policía, inspectores y otras personas que quieren quedarse con las ganancias de ese lugar, como son los de la plaza”, declaró.
Una posible solución para el problema de los franeleros, que propone el especialista, está alejada de los operativos y los programas sociales. Si el problema es estacionar en la calle, el Estado tendría que generar infraestructura con la suficiente capacidad para la demanda de vehículos.
“Están construyendo grandes edificios sin grandes estacionamientos, no sólo para los que van a vivir en estos edificios, sino también para visitantes y todo lo que generan esos edificios que atraen más población. Si la situación ahora es disputada, se pondrá peor. No hay manera de que se resuelva, a menos que se construyan espacios de estacionamiento suficientes para la cantidad de vehículos que llega, y hablo también de motocicletas y bicicletas”, dijo.
“Esos espacios hipotéticos que se crearían pueden generar empleos de cuidadores con mejores condiciones, con protección, bajo techo”.