Pese a bolardos, mueren más atropellados
Los postes colocados de forma discrecional no inciden en una reducción de los decesos de peatones en la metrópoli
A pesar de la proliferación de los bolardos en las calles y las plazas públicas de la Zona Metropolitana de Guadalajara, las muertes por atropellamientos se han incrementado.
Una justificación de las autoridades para colocar miles de postes en la vía pública es para dar mayor seguridad a los peatones. Pero según las cifras oficiales proporcionadas mediante Transparencia por la Fiscalía de Jalisco, en la metrópoli se registraron 81 fallecidos por atropellamientos en 2019 y el año pasado subieron a 159 víctimas.
Guadalajara, que destaca por la instalación de estos bolardos, documentó la mayor letalidad; los casos de personas fallecidas tras ser atropelladas pasaron de 38 a 61, en el mismo periodo en referencia.
En la pasada administración estatal, el corredor Alcalde-16 de Septiembre era uno de los puntos de mayor riesgo para los peatones, ante la alta circulación de las rutas del transporte público. Sin embargo, en el municipio de Guadalajara están incontrolables las muertes por atropellamientos, aunque los camiones salieron de este eje vial tras la construcción del Paseo Alcalde.
Desde hace cuatro años, los Ayuntamientos y las autoridades estatales anunciaron que generarían una norma técnica que defina los lineamientos para la colocación de los postes y buscarían que cumplan con su función de protección al peatón y los ciclistas; sin embargo, se instalan de forma discrecional.
También se planteó hacer un mapeo del mobiliario en el Sistema de Información y Gestión Metropolitana (SigMetro) para conocer cuántos bolardos hay en la ciudad y el estado en el que se encuentran, aunque todo quedó en el discurso.
En respuesta a otra solicitud de Transparencia, la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública reportó que no existe un reglamento o norma técnica para la colocación de los bolardos.
La dependencia añadió que no está obligada a hacer un inventario de las estructuras de este tipo; incluso, aunque invierta en los bolardos, se deslinda porque la infraestructura la transfiere a los Ayuntamientos para su cuidado o mantenimiento.
Por su parte, los municipios tampoco brindan información sobre las inversiones y el total de bolardos instalados en la vía pública.