Jalisco

Los Arcos de Guadalajara, insignia de la ciudad

Son miles los paseantes  que cruzan por sus cercanías, ya sea a pie o en automóvil, ajenos a la rica historia que tiene este monumento emblema en la metrópoli

Los arcos de Guadalajara. Fue durante décadas la “carta de presentación” de la ciudad. EL INFORMADOR/Archivo
Escudo de armas. Concedido a la ciudad en 1539 por el emperador Carlos V. EL INFORMADOR/H. Figueroa
Las fuentes. Muestran de la riqueza y variedad arquitectónica en la estructura de la construcción. EL INFORMADOR/Archivo
Iluminación nocturna. Los Arcos se engalanan en eventos especiales y por las noches. EL INFORMADOR/Archivo

El patrimonio arquitectónico de Guadalajara es uno de los más ricos de la República Mexicana. Cuenta con edificaciones que dan muestra de la historia y tradición de la metrópoli, algunas como el Museo Cabañas son Patrimonio de la Humanidad por La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) desde 1997. La urbe cuenta con otros emblemáticos monumentos como el Museo Regional, el Teatro Degollado, la Catedral Metropolitana y La Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, entre otros inmuebles de gran valor sentimental e histórico, como los impactantes Arcos de Guadalajara, también popularmente conocidos como “Arcos Vallarta”.

A diario son miles los que cruzan estos emblemáticos arcos, vistosos, elegantes y cosmopolitas, pero son contados los que saben por qué existen y cuál es su significado. Los turistas se toman la clásica selfie y los influencers los usan de escenario para crear su contenido. También son un punto de referencia para las manifestaciones y un punto de encuentro cuando alguien está extraviado y necesita ubicarse, pues en general, esa también es parte de la misión de los monumentos en el espacio público, que se sienten tan propios, que generen un vínculo emocional con la sociedad, se vuelven anecdóticos volviéndose parte de la idiosincrasia del pueblo.

Los Arcos de Guadalajara se ubican sobre la avenida Ignacio L. Vallarta, al cruce con la calle Arcos, justo a una cuadra de la glorieta de La Minerva, otro de los espacios insignias de la metrópoli tapatía. Su realización se debe, anota la página de internet jaliscotv.com, para que sirvieran como entrada de la ciudad a raíz de la inauguración de la carretera México-Morelia-Guadalajara en el año de 1938.

Los Arcos quedaron listos en 1942 por orden del entonces gobernador Silvano Barba, en conmemoración de los 400 años de la fundación de La Perla Tapatía. Fueron diseñados por el arquitecto AurelioAceves

Su estética neoclásica está basada en los arcos europeos, por ejemplo, como el Arco del Triunfo en Francia. Sin embargo, la decoración de los Arcos de Guadalajara tiene también azulejos artesanales representativos de Tlaquepaque.  

Los Arcos de Guadalajara cuentan con 14 metros de altura y ocho de profundidad, además, el monumento está detallado con el escudo de armas de la Perla Tapatía.

En la construción pueden leerse mensajes como “Escudo de Armas concedido a la ciudad por el emperador Carlos V el día 8 de noviembre de 1539”,  “Guadalajara, ciudad hospitalaria” y “Una estancia agradable es garantía de regreso”. 

Como se explicó, el desarrollo de estos arcos  era dar la bienvenida a la ciudad, pues solía ser el punto de encuentro de las carreteras hacia México, Tepic y Barra de Navidad, pero el crecimiento de la ciudad terminó por dejarlos cerca a la zona Centro de la Perla Tapatía.

En la parte superior del monumento hay una segunda estructura con varias ventanas conocida como Sala de Banderas, según recuerda el periodista Jaime García Elías, en una de sus columnas para EL INFORMADOR, se habilitó en 1959, la cual servía también como mirador. Además, refirió que en 1981 pasó a ser sede de la Secretaría de Turismo del Estado, aunque años después la dependencia cambió su sede. 

Una ubicación emblemática

Los Arcos de Guadalajara están enclavados en una de las zonas más transitadas de la ciudad. A diario son testigos de los cambios sociales que ocurren en la urbe, son un monumento que genera identidad y orgullo entre los tapatíos, por lo que su trascendencia y su valor histórico, cultural y sentimental es invaluable. 

Su belleza arquitectónica, además, armoniza la ciudad y la eleva en un sentido cosmopolita. En tu próxima visita no olvides honrar a una de las edificaciones más relevantes del Estado de Jalisco que custodia a diario el transitar de miles de tapatíos.

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