Jalisco

La Luz del Mundo impulsa el papel activo de la mujer

La iglesia tiene presencia en 58 países del mundo teniendo en México un registro de unas 990 mil mujeres

Al contrario de lo que se cree, las mujeres en la Iglesia de la Luz del Mundo tienen un papel activo dentro de su iglesia y en su comunidad. Algunas en el sector de la salud, deportivo, y también desde la psicología, las “hermanas de la Luz del Mundo” apoyan a su comunidad para impulsar una mejor calidad de vida.

“Realmente como mujeres siempre hemos tenido esta oportunidad y esta apertura como profesionales de integrarnos en el ámbito de nuestro desarrollo a las necesidades que tiene la iglesia, eso nunca ha sido un obstáculo para nosotras”, comenta Ana Valenzuela, quien se desempeña como nutrióloga en su comunidad.

También las mujeres dentro de la Iglesia la Luz del Mundo han formado una especie de redes de apoyo dentro de sus actividades eclesiásticas. Ana es lideresa de un grupo dentro de la iglesia conformado por mujeres de entre 23 y 26 años.

“Lo que procuramos es entendernos entre todas. Estamos en una edad en la que compartimos características, deseos, afinidades, nos incitamos a la búsqueda no solamente de reforzar la parte espiritual sino también la integración con el desarrollo personal”, cuenta Ana.

Por su parte, el pastor Nicolás Menchaca asegura que la Iglesia no se contrapone a la igualdad entre el hombre y la mujer que señala el artículo 4to de la Constitución Mexicana, antes bien el Apóstol Pablo señaló: “que en el Señor ni el varón es sin la mujer, ni al mujer sin el varón”. Las mujeres, al igual que los hombres en la Luz del Mundo, son libres de casarse con quien ellas decidan.

“Somos libres de decidir con quién compartir esta parte”, reitera Betbirai Morales quien asegura que a las mujeres en su comunidad no se les prohíbe nada.

“Somos iguales pero diferentes”, señala el pastor Eliezer Gutiérrez. “Somos iguales en cuanto a dignidad, talento, capacidad y derechos. Pero tenemos diferentes atributos biológicos que nos hacen desarrollar funciones que nos complementan. La mujer por ejemplo, concibe a la familia, el hombre no. El hombre tiene capacidades musculares que le permiten gozar de mayor fuerza que la mujer, pero nunca para tomar ventaja sobre ella, pues la enseñanza bíblica es que el trato del hombre hacia la mujer debe ser con honor, sabiduría y tan delicadamente como se trata a un vaso más frágil.”, comenta Eliezer quien es pastor desde hace 31 años.

La Iglesia dirigida por Naasón Joaquín está conformada por 1.8 millones de seguidores en México y el 55 por ciento de esta población son mujeres. De las actividades eclesiásticas, oficinas administrativas, hospitales, escuelas y otros proyectos que tiene la iglesia, el 40 por ciento de los puestos son ocupados por mujeres.

“Pertenecer a la Luz del Mundo es una convicción”

Ana Valenzuela ha sido parte de la comunidad de la Luz del Mundo desde que nació, tiene 29 años, y considera que pertenecer a esta Iglesia “no es una imposición sino es un deseo”. 

Para Ana Valenzuela, que coordina el área de nutrición en el Instituto de Ciencias y Tecnología para la Innovación en Salud y quien es directora del área de nutrición del Programa de Salud para prevenir y erradicar la obesidad, usar la falda no le genera ningún conflicto. “No estoy obligada a usarla, es algo en lo que yo creo”, comenta. Incluso, cuenta que “estando aún en Machu Picchu, para subir, pude hacerlo con mi falda”.

Desde su profesión Ana ha logrado incidir en la salud de su comunidad a través del Programa de Salud para prevenir y erradicar la obesidad. Ella se encarga de coordinar a un equipo de 20 personas para procurar la salud de los ministros de su iglesia y que estos puedan estar saludables. También organizan pláticas con niños, adolescentes y adultos mayores sobre la importancia de una vida saludable.

Ana asegura que a través del programa que inició en enero de este año, han logrado que los participantes pierdan el 10 por ciento de su peso inicial. “Realmente ha sido bastante satisfactorio; nosotros entrevistamos a los participantes desde el punto de vista emocional, físico, cómo se sienten ellos y cómo expresan que al estar más ligeros tienen mayor facilidad para estar llevando una dominical o algún culto”.

Las actividades de Ana no terminan ahí, también lidera un grupo eclesiástico de 130 mujeres de entre 23 y 26 años en donde procuran entenderse entre todas. “Es un trabajo muy completo y muy enriquecedor”, comenta.

“Nosotras somos libres de decidir”

A Betbirai Morales se le ha inculcado el deporte desde niña. Con apenas ocho años de edad era parte de la selección de baloncesto de su escuela.

Betbirai Morales comenta que cuando decidió estudiar la licenciatura de Cultura Física y Deporte su religión ni su comunidad fueron un impedimento para ella.

Yo decidí ser parte de la Luz del Mundo y esto no me impide hacer absolutamente nada

Y, así como su religión no le impidió cumplir sus deseos de estudiar la carrera que ella quería, asegura que ésta tampoco le impide vestir la ropa adecuada para hacer deporte. “Yo soy libre, llego a mi práctica, me cambio, termino y me pongo otra vez mi vestimenta, ¿por qué?, porque es una decisión propia. Yo decidí ser parte de la Luz del Mundo y esto no me impide hacer absolutamente nada de lo que practico”.

La deportista que practica cinco disciplinas también tiene un papel activo en su comunidad. Es parte de la coordinación de actividad física, deporte y recreación del Programa de Salud en el que también participa Ana.

“Nosotros aportamos nuestros conocimientos a los ministros de cómo realizar una activación física correcta. Explicamos por qué y cómo realizar las actividades físicas para evitar lesiones y que haya una mejor calidad de vida”, cuenta la joven.

Betbirai también ha tenido que enfrentar la discriminación a causa de sus creencias. Ante esto le ha tocado desmentir todos los mitos a los que se ha enfrentado. “Se les explica que somos libres de decidir, que a nosotras no se nos impide nada ni se nos impone”.

“Ayudar a promover la igualdad entre la mujer y el hombre”

Rocío Figueroa coordina el área de psicología de la asociación civil Alma de Mujer y Vida.

La violencia que viven las mujeres constantemente en la ciudad y el mundo no le es ajena a la comunidad de la Luz del Mundo. Rocío Figueroa, coordinadora del área de psicología de la asociación civil Alma de Mujer y Vida, cuenta que ésta “trata de promover difundir los derechos de la mujer, trabaja lo que tiene que ver con la equidad de género, trata de promover una vida sin violencia”.

Además, esta asociación civil atiende en su mayoría a personas que no son parte de la Iglesia. “Estamos abiertos a la sociedad porque queremos atender una problemática social”, menciona la psicóloga

De acuerdo con Rocío, esta asociación es diferente a otras que atienden este problema social. En Alma de Mujer y Vida no sólo se atiende a las mujeres, sino a los agresores y a la familia. “El agresor no lo hacemos a un lado, sino lo atendemos de manera terapéutica para poder darle la herramienta a la familia completa. Independientemente que tenga que ser sujeto de alguna implicación legal que la autoridad defina.”.

Esta organización tiene tres años en funciones; Rocío asegura que han atendido alrededor de mil personas en este tiempo.

También desde la asociación imparten cursos y talleres para empoderar a las mujeres. “Se están haciendo también cursos de educación para el trabajo donde se le brinda a la mujer herramientas para poder insertarse en el mercado laboral”, señala Rocío.

El modelo de atención a la mujer que se gestiona desde la Iglesia de la Luz del Mundo, no se lleva a cabo sólo en Guadalajara, sino alrededor de los 58 países en donde esta Iglesia tiene presencia.

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