Jalisco

Jalisco, segundo lugar en anorexia y bulimia

En 2014 la Entidad se ubicaba en el décimo peldaño; la mayoría de estos padecimientos empiezan entre los 12 y los 14 años

Luego de que le dijeron que sus piernas estaban “gordas”, Laura comenzó su lucha para bajar de peso. Entonces tenía nueve años.

Poco a poco se adentró en prácticas como vomitar cada vez que comía. Se volvió más proclive a presentar bulimia al tener un padre alcohólico y una madre con obesidad que con frecuencia se sometía a dietas para perder kilos.

En condición esquelética, con 36 kilogramos de peso y 1.56 metros de estatura, la joven de 19 años llegó a una clínica de atención a la anorexia y bulimia. En este sitio recibe atención desde hace cuatro meses.

De acuerdo con el Sistema Único de Información para la Vigilancia Epidemiológica (SUIVE) de la Secretaría de Salud federal, en 2016 Jalisco ocupó el segundo lugar nacional en anorexia y bulimia, con una tasa de incidencia de 4.10 casos por cada 100 mil habitantes. En comparación, en 2014 la Entidad se ubicó en el décimo peldaño.

Caen en anorexia y bulimia por problemas familiares

No es la única lectura del problema. Los directivos de la clínica de Consulta y Asesoría Integral para el Tratamiento de la Anorexia y Bulimia A.C (CAITAB), advirtieron que el incremento de los casos es de 200% en los 12 años de operación de la clínica.

La directora del Instituto Jalisciense de Salud Mental (Salme), Lorena Hernández Muñoz, precisó que la mayoría de estos padecimientos empieza entre los 12 y los 14 años. Destacó que generalmente los pacientes que llegan con este problema tienen depresión, ansiedad y trastorno de la personalidad.

Además, aunque en este espacio se brinda un tratamiento ambulatorio de nutrición, psiquiatría y psicoterapia cuya mínima duración es de seis meses, según la gravedad del trastorno, no se cuenta con un área especializada para tratar a los afectados. En las clínicas privadas las atenciones pueden costar hasta 70 mil pesos mensuales.

La titular del Centro de Estudios en el Comportamiento de la Universidad de Guadalajara (UdeG), María Antonia Padilla Vargas, aseguró que, a pesar de que los trastornos alimenticios han aumentado, no se combaten de forma adecuada.

“Falta conocimiento respecto a que son enfermedades y, por lo tanto, no se resuelven con fuerza de voluntad o deseos del paciente. Vamos a seguir teniendo el problema y la falta de programas adecuados para combatirla mientras no haya mayor información y sensibilidad a la gente y a los profesionales de la salud acerca de que cada año provocan muertes”.

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