Historias de Guadalajara: El día que apareció un "hada" en Oblatos
Recordado como uno de los episodios más inverosímiles de nuestra ciudad, esta es la historia de José Maldonado y su "hada" que ocasionó un escándalo mediático en Guadalajara
En agosto del 2011, en la colonia San José Río Verde de Guadalajara, José de la Luz Maldonado afirmó haber encontrado entre los guayabos de su cuadra a un hada viva, un hada verdadera. Era un ser con alas, esa criatura mitológica y minúscula que aparece en los cuentos infantiles, un hada ni más ni menos que aquí, en Guadalajara. Un hada a la que, no obstante, José dio muerte de manera no intencionada cuando intentó capturarla con la mano.
José de la Luz Maldonado colocó el cadáver diminuto dentro de un frasco con formol, y se la llevó a casa. Su barrio se encontraba a un costado del Periférico, frente a los precipicios de mezquites de la Barranca de Oblatos, donde sucedían muchas cosas, pero nunca un milagro como ese. José mostró el hada a sus vecinos y amigos, que a su vez fueron corriendo la noticia inverosímil de que el joven albañil había encontrado un hada ahí mismo, en su colonia, y la gente comenzó a llegar por montones a la casa de los Maldonado, arrastrados por la curiosidad, para ser testigos del prodigio. Y José siguió mostrando su hada a todo el que lo buscaba.
Todos aquellos que vieron el supuesto cadáver de menos de cinco centímetros pudieron haber recurrido al descrédito, a la burla, a la incredulidad. Pero las personas siguieron llegando. Ya no solo los vecinos, ni la gente del barrio, sino de cualquier rincón de la ciudad. Gente que venía de todos partes para ver en carne propia al hada de Guadalajara.
La situación se salió de control. Había filas y filas de curiosos esperando entrar a la casa de los Maldonado para poder atestiguar al hada muerta dentro del frasco con formol. Y José de la Luz Maldonado hizo uso de su ingenio sin límites, y dispuso que habría una pequeña cuota de recuperación, un cobro minúsculo, un pago insignificante, para todos aquellos que quisieran ver al hada.
Y la gente pagó.
Celina Vázquez, investigadora del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara indicó que, ante lo que pasaba, el recurso a creencias mágicas “es una respuesta cómoda de la gente ante lo crudo de los problemas sociales”. La fama del hada del guayabo de José de la Luz Maldonado fue una estrella fugaz. Poco después, se dio a conocer que el supuesto cadáver se trataba en realidad de una figura de plástico, un juguete de los superhéroes de Marvel -los X-Men-, y que podía comprarse en cualquier tianguis de la ciudad.
Las hordas de inconformes que hasta hace unos días juraron haber visto un hada, se volcaron contra José y exigieron la devolución de su dinero. La Procuraduría del Estado instó a los ciudadanos a levantar una denuncia formal, que en todo caso no se concretó jamás debido a que las cantidades que muchos reclamaban no pasaban de tres pesos.
“Es un tema que no lo habíamos platicado aquí, pero creo que si hay la posibilidad de que si hay personas afectadas y puedan presentar una denuncia, pudiéramos verificar a ver si hay un fraude en contra de alguien. Creo que fue un tema muy ‘chusco’ y salió a la luz pública y se está aclarando”, informó en una rueda de prensa el entonces procurador Tomás Coronado Olmos.
El hada de Guadalajara desapareció tan pronto como llegó. A José de la Luz Maldonado, que por un instante fue uno de los hombres más vistos y de los que más se hablaba en la ciudad, que salió en las noticias y lo entrevistaron los periódicos, lo abandonó el mundo. Seis años después, una noche que iba a la tienda a hacer el mandado, fue asesinado por unos sujetos que, desde un vehículo, le desbarataron el cuerpo con diez balazos.
Así terminó la historia de Jesús de la Luz Maldonado y el hada de Guadalajara, el fenómeno mediático de unos días, la histeria colectiva que se apoderó de los tapatíos que pagaron y juraron ver un ser de otro mundo, y que se quedó para siempre como una de las muchas historias que ocurrieron alguna vez aquí, en nuestra ciudad.
FS