Jalisco

Galería: Perdidos en el tiempo

La sociedad y su ritmo han apartado a los adultos mayores de la convivencia y los han reducido a meras estampas de la vida cotidiana

El paso de los años no es pretexto para dejar de practicar las labores que más se disfrutan. En la imagen, una mujer pinta una flor sobre una manta, actividad recomendada para mantener un ritmo de vida dinámico. EL INFORMADOR / A. Camacho
La lectura siempre es una buena compañera para los momentos de ocio. El tiempo y el lugar no son condicionantes para “estacionarse” en cualquier sitio de la ciudad y abrir un libro para que la mente vuele. EL INFORMADOR / A. Camacho
El tiempo transcurre ante los ojos de este hombre, quien ve la arquitectura del primer cuadro tapatío. EL INFORMADOR / A. Camacho
A pesar de los años trabajados, un hombre mayor continúa con las faenas diarias recopilando cartón para garantizarse un sustento. EL INFORMADOR / A. Camacho
Seguir adelante con proyectos en conjunto fortalece el espíritu. EL INFORMADOR / A. Camacho
Un hombre mira fijamente a la cámara desde su cuarto, afectado por una tormenta que azotó en Tonalá. EL INFORMADOR / A. Camacho
Un hombre mira fijamente a la cámara desde su cuarto, afectado por una tormenta que azotó en Tonalá. EL INFORMADOR / A. Camacho

El ritmo acelerado de las grandes ciudades, los avances tecnológicos y las nuevas formas de entretenimiento  que realizan las familias tapatías han orillado a decenas de personas de la tercera edad a no sentirse parte de su comunidad. Sin embargo, ellas son el legado que fortalece los cimientos de una generación y quienes, a lo largo de una época, se encargaron de forjar una identidad social. Convivir con un adulto mayor enriquece el conocimiento y expande la forma de entender al mundo. La vida es un ciclo y nada mejor que vivir con la certidumbre de que los últimos pasos que se caminen serán acompañados. De acuerdo con la coordinadora del Módulo de Trabajo Social del Congreso Internacional Avances en Medicina (CIAM 2018), María Guadalupe García, seis de cada 10 adultos mayores varones son abandonados por sus familiares debido a resentimientos.

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