Fiscalía busca a posible asesino serial de cinco indigentes; aumentan vigilancia
Analizan los patrones de lugares y costumbres para elaborar un perfil que permita anticiparse a sus crímenes y lograr su detención
Tras el homicidio de cinco indigentes, cuyos cuerpos se han encontrado en calles céntricas de Guadalajara desde el 18 de octubre, la Fiscalía ya trabaja en la elaboración del perfil del agresor —quien deja caer piedras sobre sus víctimas— con el cual se espera detenerlo, explicó el fiscal central, Fausto Mancilla.
“Estamos haciendo un análisis de un perfil que tenemos del sujeto activo causante de las agresiones a estas personas, lo cual nos habla de una sola persona que puede estar privando de la vida a personas que viven en condiciones de calle, el tipo de víctima es la misma, la forma de privarlas (de la vida) es la misma”.
Al contar con el perfil, es probable que las autoridades puedan anticiparse y saber dónde actuará, dijo Mancilla. “En las investigaciones ya hemos obtenido algunos indicios que nos pueden hacer dar con el paradero de este responsable y de manera inmediata poder aclarar estos hechos”.
Entre las pistas, se analizan las zonas donde han ocurrido los homicidios: las características de las piedras utilizadas, hora en que actúa, imágenes de las cámaras de vigilancia de la zona y características de las mismas víctimas, de las que hasta el momento no han sido identificadas.
El fiscal agregó que se revisan las carpetas de investigación desde un año a la fecha para verificar si existen antecedentes de hechos similares y encontrar más pistas. “Puede ser una persona que ya tenía planeado cometer eso y por alguna causa desiste y vuelve a activarse”.
Desde el 18 de octubre han sido asesinadas cinco personas en situación de calle en distintos puntos de la Zona Centro de Guadalajara. En todos los casos han sido utilizadas rocas, las cuales usa el homicida para aplastar el cráneo de sus víctimas, al parecer, cuando están dormidas.
El fiscal anunció que buscarán coordinarse con las autoridades municipales para prevenir las agresiones contra indigentes: desde patrullajes, dialogar con estas personas para alertarlas sobre la situación y hasta ofrecerles traslados a albergues.
VOCES
“Era limpio y respetuoso”
Era una persona muy limpia, respetuosa de los demás y no se metía con nadie. Así describieron los vecinos que conocían de vista al hombre de 65 años que fue asesinado la madrugada de ayer, mientras dormía en una banqueta en avenida La Paz y Escorza.
Dos mujeres comentaron el asunto. “Despertaba antes de que abrieran los negocios para levantar sus cosas, se peinaba, se arreglaba y se iba. No era una persona de problemas”, pero ninguna sabía su nombre.
Su cuerpo quedó a un lado de una rampa para sillas de ruedas de lo que eran antes las Salas Lux de cine. Le dejaron la piedra encima del cráneo; sangre y restos de tejidos quedaron regados sobre el piso.
“Llegaba entre 10 y 11 de la noche y ahí se dormía. Varias veces lo llegué a ver, era un señor chaparrito”, contó un joven que laboraba en el negocio de lado, donde reparan relojes checadores.
Cuando llegó el Servicio Médico Forense se llevó el cuerpo y retiró el acordonamiento, describió el joven. “Ahí dejaron todas sus cosas, de hecho, mi papá y un compa que trabaja limpiaron toda la sangre, hasta había pedazos de sesos, y le echaron la cal”.
Sobre la cal dejaron un par de hojas de palma y dos veladoras, una la puso el relojero, Pedro, quien tampoco recordó su nombre.
La segunda veladora se la puso un empleado de una paquetería, Ricardo Murillo, quien al parecer era el único que lo saludaba.
“Siempre veía al señor ahí. Todas las mañanas se levantaba, se aseaba, aseaba el lugar donde estaba, recogía sus cosas y se desaparecía. Ya no se veía al señor. No molestaba a nadie, no insultaba a nadie, no se metía con nadie. Pasaba y me saludaba, ¡‘Buenos días’! Y hasta ahí”.
Es por ello que le causó indignación ese homicidio y de los otros cuatro que van desde el jueves pasado. “Me da tristeza y a la vez coraje que un maldito bastardo esté haciendo eso”, exclamó Ricardo.
Estrategia por un modus operandi similar
Los homicidios de cinco personas en situación de calle en la última semana, así como la confirmación de la autoridad de que el victimario en todos los casos podría ser la misma persona, evoca el antecedente de “El Mataindigentes”, presunto asesino serial del año 1989.
Hace 29 años, Jorge Figueroa Romero, “El Mataindigentes” tenía “desconcertados” a los agentes policiacos por su manera de operar.
“La Policía Judicial lleva a cabo las investigaciones correspondientes de lo que parece ser una serie de crímenes llevados a cabo por una misma persona”, se lee en una nota publicada en EL INFORMADOR el 24 de marzo de ese año.
El número de casos hizo incluso que la Policía montara la estrategia “Operación Indigente”, que consistió, por primera vez, en llevar a las personas en situación de calle a refugios donde permanecían bajo protección de la corporación, como una medida de seguridad.
Semana tras semana, aparecían en las calles de la ciudad personas ejecutadas con el mismo modus operandi: un solo tiro en la cabeza con una pistola de calibre 7.65, el cual era poco común según informó la Policía en ese entonces.
Fue acusado de la autoría de nueve homicidios cometidos a principios de ese año, principalmente en el Poniente de la ciudad. Al menos cuatro de los asesinados eran indigentes, y otro de los fallecidos habría sido en esa época el famoso ladrón carterista Vicente Alejandro Hernández, apodado “Rafles”.
De acuerdo con notas periodísticas de ese año, los asesinatos de los indigentes fueron llevados a cabo en marzo, en vías principales de la ciudad como avenida México, Vallarta e Inglaterra.
Luego de seguir sus huellas, las autoridades lo aprehendieron el 11 de abril de 1989 mientras se registraba con su nombre real en el hotel Loren que se ubicaba en avenida Vallarta, en el cual se hospedaba con regularidad y del que solía salir por la madrugada, aunque su lugar de residencia era la colonia Lomas del Paraíso, según se publicó en notas periodísticas.
El detenido, sin embargo, sólo confesó el asesinato de un empleado suyo de 27 años llamado Alberto Mirones Padilla.