Familiares se comunican con pacientes con COVID-19 mediante videollamadas
De esta forma, los 33 pacientes que se encuentran hospitalizados en el lugar pueden conectarse con su familia, a quienes se citan en grupos de seis personas diarias
Karla tiene internada desde hace 11 días a su mamá doña Josefina en el hospital Geriátrico del Hospital General de Occidente (HGO) que se reconvirtió en espacio COVID-19.
Tiene 81 años, asma y hace dos sábados comenzó a sentirse mal. Le faltaba el aire. La llevaron a la Cruz Verde y luego la trasladaron al HGO.
Karla no sabe cómo se enfermó, pero ahora está internada, estable pero grave, y solo la ha podido ver y hablar con ella dos veces por el sistema de videollamadas que instalaron en el lugar.
“Ha sido muy difícil porque nunca la hemos dejado sola, siempre que se pone malita hemos estado con ella y ahorita no sabemos qué hacer porque no podemos estar con ella ni verla (físicamente)”, compartió.
Y, aunque su mamá no puede hablar mucho, durante el tiempo que tanto Karla como otros de sus familiares la han visto -virtualmente- señalan que ha mejorado. En total son ocho hijos y más de 20 nietos quienes la esperan afuera.
“Las videollamadas nos ayudan a por lo menos decirle “échale ganas”, “estamos contigo” porque de otra forma no podemos hacer nada, así podemos ver si va mejorando”, indicó.
Con estas videollamadas los 33 pacientes que se encuentran hospitalizados en el lugar pueden conectarse con su familia, a quienes se citan en grupos de seis personas diarias.
Mientras, junto con el paciente se encuentra un sacerdote capacitado o personal del hospital que ayuda a establecer la conexión.
Uno de ellos es el Padre José Luis González, quien, tal como los doctores, también se tiene que vestir con traje y equipo especial.
“Tenemos tres funciones principales: ofrecer los sacramentos para gente internada, dirección espiritual y establecer los enlaces en las videollamadas. Aunque también platicamos con los familiares y con el personal de salud”, resaltó.
El 23 de marzo llegó el primer paciente de COVID-19 y también a hospitalización. Pero desde hace un mes, y ante la necesidad de que los familiares puedan verlos y la manera en que están siendo atendidos, se instaló el equipo en una caseta privada.
Los familiares que quieren verlos se dirigen a trabajo social y Lorena Cruz, encargada, los agenda.
“Detectamos resentimientos de los familiares porque no pueden verlos, de angustia y desesperación, por lo que decidimos poner esta cabina”, informó.
LS