Reportero de 5 años entrevista a niñas y niños en su día
Por el Día del Niño y de la Niña que se celebra mañana 30 de abril, EL INFORMADOR cedió el micrófono a uno de los pequeños para que fuera reportero por un día
Las barbies, los carritos y los videojuegos son los juguetes favoritos de los más chiquitos. En la víspera del Día del Niño y de la Niña que se celebra mañana 30 de abril , EL INFORMADOR cedió el micrófono a uno de los pequeños para que fuera reportero por un día.
Mateo Alonso, de cinco años, se dio a la tarea de entrevistar a niños y niñas en el Centro Histórico de Guadalajara para preguntarles cuáles son sus juguetes favoritos.
Estéfany Rosario y Ximena, de ocho años y cinco años respectivamente, dijeron en entrevista con el niño reportero que las barbies son su juguete favorito.
Miguel Castillo, de tres años, prefiere los dinosaurios, a los que llama "dinos".
Por su parte, Iván de sólo cuatro años, y quien usaba una playera del Capitán América, compartió a este medio que los carritos son su pasión.
Jorge, quien miró a su mamá para preguntarle cuántos años tenía, prefirió hablar de sus juegos favoritos en la tableta o celular después de contar que tiene tres años de edad.
Alberto Torres, de cinco años, dijo muy seguro que el futbol es lo que lo llena.
Los menores disfrutaron de una tarde en el centro de la ciudad en compañía de sus padres bajo el sol de la primavera.
¿Trompo y matatena?
Hacen su lucha con juguetes tradicionales
Estéfany Rosario, ataviada en una playera rosa de corazón y con un moño en la cabeza, aceptó que no conocía el trompo, pero no se dio por vencida e intentó jugar con él. Lo enrolló como es debido y lo tiró al suelo.
Iván, de sólo cuatro años, reconoció el yoyo: convencido tomó postura, enredó la cuerda y lo dejó colgar de sus dedos.
Jorge llegó a la entrevista jugando con un avioncito que minutos antes su mamá le había comprado en la Plaza Liberación, pero el balero fue algo nuevo para él. Miguel, por su parte, tomó el balero de la parte equivocada y dejó colgar la cuerda por la base, pero al menos se divirtió.
Alberto Torres, de cinco años, vio un trompo y dijo: "Es una serpiente en un yoyo". Enredó la cuerda y lo lanzó con esperanzas al suelo, pero sin los resultados esperados.
Sus padres miraban con atención y risas a los pequeños, quienes fueron protagonistas en las entrevistas realizadas en el corazón de la ciudad.