Jalisco

Despiden a los policías tapatíos asesinados en Tonalá

Familiares de los elementos lamentaban la pérdida mientras autoridades destacaban la ejemplar labor de los uniformados

Guadalajara no solo perdió a dos más de sus elementos, los homicidas arrebataron a dos hijos, padres y hermanos. EL INFORMADOR/ F. Atilano
Guadalajara no solo perdió a dos más de sus elementos, los homicidas arrebataron a dos hijos, padres y hermanos. EL INFORMADOR/ F. Atilano
Guadalajara no solo perdió a dos más de sus elementos, los homicidas arrebataron a dos hijos, padres y hermanos. EL INFORMADOR/ F. Atilano
Guadalajara no solo perdió a dos más de sus elementos, los homicidas arrebataron a dos hijos, padres y hermanos. EL INFORMADOR/ F. Atilano
Guadalajara no solo perdió a dos más de sus elementos, los homicidas arrebataron a dos hijos, padres y hermanos. EL INFORMADOR/ F. Atilano
Guadalajara no solo perdió a dos más de sus elementos, los homicidas arrebataron a dos hijos, padres y hermanos. EL INFORMADOR/ F. Atilano
Guadalajara no solo perdió a dos más de sus elementos, los homicidas arrebataron a dos hijos, padres y hermanos. EL INFORMADOR/ F. Atilano

Desde las 11:00 horas dos carrozas fúnebres esperaban afuera del cuartel de la Policía de Guadalajara. En la explanada ya habían sido colocadas numerosas coronas y arreglos conformados por flores blancas que rodeaban el sitio donde estarían los cuerpos del comandante Sergio Rivas y el oficial Alejandro Delgado.

Sus compañeros montaron una escolta para bajar de los vehículos sus féretros cubiertos por las banderas de la ciudad y la policía tapatía. Los llevaron hasta donde se hallaban sus retratos, al frente de las decenas de sillas dispuestas para que familiares y amigos les dieran el último adiós, para que sus compañeros les rindieran honores. 

A un costado de los ataúdes, sus familiares lamentaban la pérdida, en sus rostros podía apreciarse la tristeza de verlos yacer frente a ellos mientras escuchaban las palabras con las que las autoridades los mostraban como dos elementos ejemplares de la comisaría, mientras recordaban la reseña de su labor dentro de la misma.

El comandante Rivas tenía 33 años, 13 de ellos los vivió dentro de la corporación. A su corta edad alcanzó el cargo gracias a su dedicación y profesionalismo, tal como lo dijo el Comisario de la Policía de Guadalajara, Isaías Domínguez. El oficial Delgado, por su parte, tenía poco más de dos años dentro de la agrupación, apenas hace un año había concluido su capacitación como Especialista Técnico en Seguridad Ciudadana.

“Nuestros compañeros se distinguieron por ser elementos comprometidos y entregados a su vocación. Día a día salían de trabajar de forma honesta para que Guadalajara fuera una ciudad segura y mejor para vivir. La Comisaría de Guadalajara está unida y fuerte, los tiempos así lo requieren y todos aquellos que portamos este uniforme sabemos los retos que enfrentamos día a día”, expresó el comisario de la policía tapatía.

Dos guardias de honor compuestas por distintas autoridades fueron montadas junto a los cuerpos por varios minutos. Al fondo pudo escucharse una marcha fúnebre a cargo de la banda de guerra de la corporación, para después, hacer detonar el tiro de salva en honor a sus compañeros, mismo que fue presenciado también por las personas que desde el puente del Periférico Oriente contemplaban la despedida.

Las banderas y los retratos de ambos policías fueron entregados a sus familiares, quienes no pudieron contener más el llanto y dejaron escapar en sus lágrimas el pesar de verlos partir de nueva cuenta a bordo de las carrozas fúnebres; ni las palabras ni los abrazos que regidores y alcaldes dieron a las familias al término del evento pudieron reconfortarlos. Guadalajara no solo perdió a dos más de sus elementos, los homicidas arrebataron a dos hijos, padres y hermanos.

NM

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