Jalisco

Con estas medidas nos vamos a morir de coronavirus o de hambre: comerciantes del Baratillo

Inspectores del Ayuntamiento de Guadalajara estuvieron en el lugar para verificar que sólo se instalaran puestos dedicados a la venta de alimentos

Entrada la mañana algunos puestos pudieron instalarse pese a la prohibición de los inspectores. EL INFORMADOR / G. Gallo
EL INFORMADOR / G. Gallo
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Desde antes de las siete de la mañana inspectores del Ayuntamiento de Guadalajara acudieron a la zona del tianguis El Baratillo para verificar que solo se instalaran comerciantes dedicados a la venta de productos esenciales, como comida, frutas, verduras o abarrotes.

Las camionetas cargadas con la mercancía se acercaban a la avenida Puerto Melaque y sus calles colindantes para colocar los puestos, sin embargo, antes de que vaciaran los vehículos los inspectores preguntaban qué era lo que vendían, pues si no se relacionaba con los giros no esenciales permitidos ante la emergencia nacional declarada esta semana por el Gobierno Federal, no podrían instalarse.

Las más de 50 cuadras que mide este tianguis “el más largo de Latinoamérica” lucieron semi vacías, pese a que los inspectores trataron de reunir a los comerciantes dedicados a la venta de comida preparada, alimentos y abarrotes.

"A los inspectores y a los del gobierno se les hace fácil quitarnos porque ellos siguen recibiendo un sueldo, nosotros no"

Los funcionarios caminaban por las distintas calles con botes de gel antibacterial en mano para ofrecerles un poco a los vendedores, mientras vigilaban que solo se vendieran los productos básicos permitidos.

Sin embargo hubo comerciantes que trataron de desafiarlos colocándose de todas formas, esperando que al darse la vuelta pudieran mostrar sus productos antes de volverles a colocar la lona encima para ocultarlos a su regreso. Ventiladores, muebles, jaulas, adornos, y otras “chácharas” esperaban por ser mostrados al público.

“Nos parece que la política de no dejarnos vender no está bien planeada. Necesitamos comer, tenemos familias que mantener y si no vendemos no sé cómo le vamos a hacer. O nos morimos de coronavirus o nos morimos de hambre”, dijo uno de los vendedores que permanecía en una esquina con un grupo de comerciantes a quienes no se les permitió instalarse.

“A los inspectores y a los del gobierno se les hace fácil quitarnos porque ellos siguen recibiendo un sueldo, nosotros no. Dijeron que iban a dar apoyos pero ni se puede ingresar a la página para inscribirse. La gente de todas formas sigue viniendo y se siguen juntando en los puestos”, dijo otra de las comerciantes que buscaba vender cañas para pescar.

Entrada la mañana algunos puestos pudieron instalarse pese a la prohibición de los inspectores, quienes se acercaban a pedirles que dejaran de vender o se les decomisaría la mercancía, pero los vendedores solo respondían alzando la voz replicando frases similares a las anteriores.

GC

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