El acaparamiento territorial del CNG en Jalisco; una mirada a las zonas afectadas
Pobladores de localidades en Jalisco han denunciado que grupos del CNG han atacado y desplazado a decenas de familias
El crimen organizado mantiene en alerta a zonas entre los estados de Jalisco y Michoacán. El Cártel Nueva Generación (CNG) busca expandirse en el área, que no tiene un despliegue militar, por lo que los habitantes -según sus propias declaraciones- son víctimas de agresiones y desplazamientos.
El pasado 26 de julio, integrantes de un grupo fuertemente armado del Cártel Nueva Generación atacó y desplazó a decenas de familias de varias localidades del municipio de Santa María del Oro, Jalisco y de Los Reyes, Michoacán.
Estas acciones se dieron en el marco de que el Gobierno federal diera la orden de retirar las bases del Ejército Mexicano, que resguardaban esa zona limítrofe de ambas entidades.
Entre las localidades, que ya son pueblos fantasmas por la ofensiva criminal del CNG, se encuentran: El Santuario, Los Desmontes, El Sauz, Santa Rosa, La Taberna, La Soledad y Zipoco, en las que los habitantes han tenido que huir, para no ser asesinados.
Las víctimas informaron que la organización criminal perpetró ataques con drones cargados de explosivos y con gente armada con fusiles de asalto, para apoderarse de sus comunidades.
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Denunciaron que los grupos armados al servicio del CNG, se apoderaron de sus viviendas, de su ganado y de los comercios, los cuales, saben, ya fueron saqueados.
Señalaron que esa irrupción ocurrió, con ayuda de la Policía Estatal de Jalisco, a los criminales, tras la retirada de las bases militares que se habían establecido para garantizarles la seguridad.
Subrayaron que las familias desplazadas se han refugiado en la cabecera de Los Reyes, Michoacán y otras localidades rurales de ese municipio, al que el CNG, amenaza con apoderarse.
Las familias afectadas pidieron, en ese sentido, que regrese la presencia del Ejército Mexicano, ya que el CNG, ha vuelto a minar los caminos rurales y predios de esa región.
Se repite el ataque a inicios de agosto
El 3 de agosto, El Universal dio a conocer que decenas de hombres fuertemente armados al servicio del mismo cártel irrumpieron en otras localidades del municipio de Santa María del Oro, Jalisco, ubicadas en los límites con el estado de Michoacán, alertaron los habitantes.
Pobladores de Tocumbo, Tingüindín y Cotija, Michoacán, denunciaron que esa movilización crece a pasos agigantados y están a pocos días de llegar a sus municipios.
"Ya no podemos vivir en paz. Vemos cómo ya los tenemos aquí cerquita, porque el Gobierno del estado de Jalisco no les hace nada y los tienen bien metidos en ese lado", advirtió Alfonso Maldonado, un ganadero de esa zona.
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Comentó que los habitantes de Tocumbo, agricultores y ganaderos, así como comerciantes y familias de jornaleros, tienen mucho temor de que los alcance la violencia, como ha ocurrido en comunidades de Santa María del Oro.
"Así como vemos que la pobre gente de esas localidades de Santa María del Oro, Jalisco, pasa por aquí huyendo para no ser asesinados, al rato nosotros vamos a estar igual. Ya ve que también atacaron aquí en Cotija; mataron hasta a la presidenta municipal; luego atacaron en Tingüindín que también está aquí pegado. Ya nomás faltamos nosotros, oiga. ¿Pues a dónde vamos a ir a parar con estas gentes malas?", lamentó Maldonado.
Ataques, desde enero
En enero de este año, personal militar fue víctima de la explosión de minas antipersonales, colocadas en un camino de terracería de Santa María del Oro, Jalisco.
El saldo en esa ocasión fue de un soldado muerto y seis más lesionados, hechos registrados en videos grabados por las cámaras de un vehículo oficial de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Además de ese hecho criminal, esa organización delictiva también perpetró diferentes ataques en contra de los habitantes y de las fuerzas armadas, en las que utilizaron fusiles de asalto, drones cargados de explosivos y ametralladoras Minigun.
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Los informes señalan que ese grupo delictivo colocó, en menos de un kilómetro, seis minas de guerra, entre las que se encuentran las dos que provocaron el siniestro.
El resto de los explosivos los hizo estallar controladamente, el personal del Ejército Mexicano, antes de que algún poblador los activara.
La respuesta de ese cártel fue el ataque armado directo, en contra de los soldados y de los mandos al frente del operativo, quienes encontraron en las calles, un sin fin de explosivos.
El personal del 79 Batallón superó al grupo criminal, tomó el control de Zipoco y sus alrededores y avanzó en su despliegue hacia los lugares donde había presencia delictiva.
Con información de SUN
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