A dos semanas de abrir su local, cierre de Hotel One y vallas le quitan clientela
Dueños de Rosk, una tienda de donas, dicen que las ventas han disminuido entre 30 y 40% desde el pasado lunes debido a las vallas que colocaron en el lugar
Rosk, la tienda de donas, abrió sus puertas hace dos semanas en el Edificio Plaza, en los llamados Portales del Centro de Guadalajara. Pero desde este lunes han bajado las ventas entre 30 y 40% las ventas, pues les pusieron una valla a lado de dicho establecimiento para dividir a los negocios que están en riesgo, y a los que no.
Desde el sábado, el Ayuntamiento de Guadalajara comenzó el desalojo de 21 locales en riesgo, incluyendo el Hotel One y las "donitas del centro", por las fallas estructurales encontradas desde el 2016, por la construcción de la Línea 3.
Pero el “desalojo” también llegó a la clientela pues, con las vallas, se les impide el paso a los peatones y compradores potenciales no solo de Rosk, sino de los boleadores, puestos de periódicos y otras tiendas del lugar.
“Nos dijeron que nuestro local no tenía afectación, pero nos afecta el flujo de nuestro local. Esto nos preocupa, pero son cosas que exceden nuestras capacidades. Traíamos un buen ritmo de ventas. Apenas nos establecimos con todo el sueño e ilusión y nos topamos con la noticia que llega de la nada. Nos preocupa porque somos cuatro empleados que dependemos de esto”, dijo Ángel Rodríguez, encargado de Rosk.
"Apenas nos establecimos con todo el sueño e ilusión y nos topamos con la noticia que llega de la nada"
Ismael, quien tiene alrededor de 10 años en un puesto en la esquina de las calle Morelos y Colón, compartió que aún no les dicen si ellos también se moverán o no, sin embargo, se dijo preocupado pues está afectando a los negocios.
“Las ventas bajaron desde la pandemia, un 90%, y con esto que se está cayendo el edificio un 5% más, todo por culpa de la Línea 3 que no quedó bien”, subrayó.
Además, José López, quien tiene un puesto de periódicos en la zona, añadió que les preocupa el edificio, pero también que en 10 días les informarán si los cambiarán también a ellos o se quedarán. Aunque dijo que, por su propia seguridad, se deben acatar las medidas que tomen.
“El circular de gente es más limitado por las entradas de Pedro Moreno y Morelos y sí ha bajado. De por sí veníamos con una economía golpeada por el coronavirus”, resaltó.
Por su parte, Rafaela Juárez, quien tiene 40 años con un puesto de boleo en los mismos portales, sobre la calle Morelos, afirmó que antes de los problemas en el centro, hacía hasta 10 boleadas diarias y vendía cintas.
“Primero la pandemia, luego la construcción de la plaza y ahora con lo del edificio sí nos quedamos sin trabajar. Hacemos una boleada, dos o tres, pero hasta ahí llegamos. No hacemos más porque está bien solo y tranquilo. Ya pasa muy poca gente, solo los que vienen a comprar a estos locales que quedaron”, lamentó.
GC