Trump y republicanos sufren dolorosa derrota en Alabama
El candidato al Senado, Roy Moore, acusado de acoso y fuertemente apoyado por el presidente de EU, pierde las elecciones ante el demócrata Doug Jones
Pocas veces un presidente ha dado tanto respaldo a un candidato acosado por los escándalos como el que dio Donald Trump al candidato al Senado por Alabama, Roy Moore. Y pocas veces ha sufrido una derrota tan espectacular.
Tras la derrota de Moore en Alabama -un estado cuya lealtad republicana no deja lugar a dudas- Trump se mostró desafiante y sus aliados políticos conmocionados. El presidente ratificó su respaldo a Moore tras una ola de denuncias de acoso sexual de menores cuando el ex juez era treintañero, y fue uno de sus partidarios más apasionados en los últimos días de la campaña.
Ahora, entre las ruinas de la campaña de Moore derrotada por el demócrata Doug Jones, Trump enfrenta dudas crecientes sobre los límites de su propio capital político. Iniciará el segundo año de su cuatrienio con un senador republicano menos, reduciendo una minoría que era ya tan estrecha que no pudo avanzar en lo más importante de su agenda legislativa. Los demócratas, que iniciaron el año como partido minoritario profundamente herido, avanzan a las elecciones legislativas de 2018 con todo el impulso de una victoria en el estado menos probable.
Por cierto que la de Alabama, por ser una elección especial para ocupar una banca vacante, no es necesariamente un barómetro de las próximas contiendas. Una tormenta perfecta de factores adversos, en particular las denuncias de acoso sexual contra Moore, ayudaron a torcer la fuerte inclinación republicana del estado. El Partido Republicano se dividió en cuanto si valía la pena conservar una banca en el Senado en vista de los riesgos a largo plazo que conllevaba el apoyo a Moore.
Algunos republicanos se retractaron de su apoyo a Moore al surgir las denuncias, incluidos el líder republicano de la cámara Mitch McConnell y el Comité Nacional de Senadores Republicanos. Muchos dirigentes republicanos en Washington decían bajo cuerda que la derrota de Moore era preferible a la posibilidad de una investigación por la comisión de ética.
Pero Trump, el líder del partido, le dio todo su apoyo. En un momento de ajuste de cuentas con el abuso sexual, cuando casi no pasa un día sin que un hombre prominente sea derribado de un puesto de poder, el presidente impidió que el partido se disociara de Moore y las denuncias en su contra.
La respuesta inmediata de Trump a la victoria de Jones fue un tuit de felicitación el martes por la noche, una reacción inesperadamente magnánima de un presidente que responde con furia ante la menor percepción de una ofensa y parece priorizar la victoria sobre cualquier otra cosa. Pero este miércoles ya estaba a la defensiva, al recordar que inicialmente había apoyado a Luther Strange, el rival de Moore por la candidatura.
“Dije que Roy Moore no podrá ganar la Elección General. “¡Tuve razón!”, tuiteó Trump por la madrugada. “¡Roy se esforzó, pero tenía todas las probabilidades en contra!”.
Nada de lo dicho por el presidente permite entrever si considera que el resultado fue un referendo sobre él mismo, en lo personal o en lo político.
Pero no cabe duda de que la trayectoria reciente de Trump preocupa a los republicanos que ponderan hasta qué punto conviene alinearse con el presidente en las elecciones legislativas, donde el control del Congreso podría cambiar de manos.
DR