Tras recompensa por su captura, Maduro desafía a EU
Advierte que está listo para pelear con todos los medios necesarios si Washington y la vecina Colombia se atreven a invadir territorio venezolano
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se mostró desafiante ante la recompense de 15 millones de dólares de Estados Unidos para que enfrente cargos por narcotráfico, calificó a su homólogo DonaldTrump de "cowboy racista" y advirtió que está listo para pelear con todos los medios necesarios si Washington y la vecina Colombia se atreven a invadir territorio venezolano.
Las combativas declaraciones de Maduro el jueves en la noche se produjeron horas después de que Estados Unidos anunció varios cargos contra el líder socialista y varios miembros de su círculo más cercano por convertir supuestamente a Venezuela en una empresa criminal al servicio de narcotraficantes y grupos terroristas.
Una de las imputaciones presentada por fiscales en Nueva York acusa a Maduro y a Diosdado Cabello, jefe del Partido Socialista y presidente de la Asamblea Constituyente, de asociarse con rebeldes colombianos y miembros del ejército "para inundar a Estados Unidos con cocaína" y utilizar el narcotráfico como "un arma en contra de Estados Unidos".
Maduro, un exconductor de autobús reconvertido en icono de la izquierda latinoamericana, alegó que las acusaciones tenían motivaciones políticas. Dijo que ignoran el papel de Colombia, aliada de Washington, como la principal fuente de cocaína del mundo y el rol de Caracas facilitando las conversaciones de paz entre el gobierno de Bogotá y los rebeldes de ese país durante la última década.
"Eres un miserable, Donald Trump", afirmó el mandatario venezolano durante un discurso televisado. "maneja las relaciones internacionales como un extorsionador de las mafias neoyorquinas que el dirigió como jefe de la empresa inmobiliaria".
En sus declaraciones más duras contra Trump hasta la fecha, Maduro incluyó una amenaza para usar la fuerza militar: "Si un día el imperialismo y la oligarquía colombiana se atrevieran a tocarnos un pelo, prepárense para la furia bolivariana de un pueblo que arrasaría con todos ustedes"
El alto mando militar venezolano ratificó el viernes su respaldo a Maduro y sus colaboradores y las consideró un "ataque rastrero".
"Pareciera que los ensayos frustrados para tratar de derrocar al gobierno legítimamente constituido los han arrastrado a formular entelequias judiciales", dijo el almirante en jefe Remigio Ceballos, jefe del Comando Estratégico Operacional, al leer un comunicado de la fuerza armada en rechazo al proceso iniciado por Washington, que aseguró que está basado en "extravagantes y extremistas acusaciones".
Al condenar también el proceso, el fiscal general Tarek William Saab afirmó que Estados Unidos acusa "sin pruebas ni elementos de convicción" a Venezuela de ser un "narcoestado", e indicó que "no existe evidencia" de que se haya usado la logística de la fuerza armada venezolana para el manejo de drogas.
Asimismo, el contralor general Elvis Amoroso consideró un "acto terrorista" e "inmoral" el proceso de las autoridades estadounidenses y sostuvo que los gobiernos de Estados Unidos y Colombia "se han confabulado para atacar a Venezuela porque combatimos el tráfico ilícito de drogas"
Antes en el día, el fiscal general de Venezuela había anunciado una investigación contra el líder opositor Juan Guaidó por tramar presuntamente un golpe de Estado con el general retirado Cliver Alcalá, quien tras ser nombrado en las acusaciones estadounidenses dijo que había almacenado armas de asalto en Colombia para una incursión transfronteriza. Maduro dijo que la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos estaba detrás de un plan de Alcalá para asesinarlo a él y a otros líderes políticos.
Las sorpresivas acusaciones en contra de un jefe de Estado en activo son sumamente raras y sin duda incrementarán las tensiones entre Washington y Caracas en momentos en que el brote de coronavirus amenaza con hacer colapsar el sistema de salud de Venezuela y a su economía petrolera, ya en una crisis por las sanciones de Washington. Maduro ha ordenado a los venezolanos que permanezcan en casa para contener la propagación del virus que, de acuerdo con las autoridades, ha infectado a 107 personas y se cobró su primera víctima mortal el jueves.
Los actos criminales relacionados a la confabulación de drogas y armas, que se remontan al inicio de la revolución comandada por Hugo Chávez en 1999, ocurrieron en lugares tan remotos como Siria, México, Honduras e Irán, de acuerdo con la acusación formal. El secretario de Justicia de Estados Unidos, William Barr, calculó que el plan ayudó a contrabandear hasta 250 toneladas de cocaína al año provenientes de Sudamérica.
La difusión coordinada de acusaciones formales contra 14 funcionarios y personas vinculadas al gobierno, así como recompensas por 55 millones de dólares por Maduro y otras cuatro personas, atacaron todos los pilares de lo que Barr describió como el "corrupto régimen venezolano", incluyendo las poderosas fuerzas armadas y el Poder Judicial, que están bajo el dominio del presidente.
Pero se desconoce cómo acercaría a Venezuela a poner fin a un enfrentamiento de 15 meses entre Maduro —quien cuenta con el apoyo de Rusia y China— y Guaidó, quien es respaldado por Estados Unidos. También podría fragmentar la coalición que encabeza el gobierno estadounidense en contra de Maduro en caso de que sus aliados en Europa y Latinoamérica piensen que es un exceso por parte de Trump.
"Redoblar la ofensiva contra el régimen de Maduro es una apuesta increíblemente peligrosa cuando la prioridad debería ser apuntar el decadente sistema de salud y evitar un éxodo migratorio aún peor", señaló Ivan Briscoe, director de Crisis Group para América Latina. "Estos cargos de Estados Unidos podrían significar un desastre para cualquier acercamiento, exponer a Guaidó a graves riesgos y parecer indiferentes al sufrimiento inmediato del pueblo de Venezuela".
Maduro lleva años acusando al "imperio" estadounidense de buscar cualquier excusa para asumir el control de las mayores reservas petroleras del mundo y ha comparado su conspiración con la invasión a Panamá en 1989 para derrocar al general Manuel Antonio Noriega y que enfrentara cargos por tráfico de drogas en Florida.
Barr y Elliott Abrams, enviado especial del Departamento de Estado para Venezuela, comandan la rígida postura estadounidense contra Maduro de manera muy similar a como propugnaron por el derrocamiento de Noriega a fines de la década de 1980: Barr siendo un alto funcionario del Departamento de Justicia y Abrams en su papel de subsecretario de Estado para Latinoamérica.
De cualquier forma, acusar a Maduro no fue sencillo. Por lo general, los líderes extranjeros en funciones gozan de inmunidad judicial de acuerdo con las leyes estadounidenses y las normas internacionales.
Pero Estados Unidos es uno de 60 países que ya no considera que Maduro sea jefe de Estado, a pesar de que permanece en el poder. En su lugar, reconoce a Guaidó, líder de la Asamblea Nacional, como el mandatario legítimo de Venezuela después de que la reelección del socialista en 2018 se vio manchada por acusaciones de fraude y por un boicot opositor.
Frank Mora, un exfuncionario del Pentágono, dijo que Estados Unidos está en lo correcto por condenar a Maduro y a otras personas por reprimir al pueblo, robar de las arcas del gobierno y convertir a Venezuela en un estado criminal.
Pero le preocupa que el objetivo de las acusaciones sea más el llegar a los votantes latinos en Florida que ayudar a atender la devastadora crisis en el país sudamericano.
"No vamos a ir allá a capturarlo", dijo Mora, quien actualmente encabeza el instituto de estudios sobre Latinoamérica de la Universidad Internacional de Florida. "Esto no es sobre un cambio de régimen o restaurar la democracia en Venezuela. Es sobre política electoral".