Internacional

¡Qué miedo! Piloto halla una cobra bajo su asiento, registran el avión y ya no aparece

Se trata de una cobra del Cabo (naja nivea), una de las especies más peligrosas de África por la potencia de su veneno

Al descubrir una víbora altamente venenosa debajo de su asiento que le había recorrido la espalda, el piloto de una avioneta en Sudáfrica intentó no perder la calma y realizó un aterrizaje de emergencia.

Cuatro pasajeros viajaban con Rudolf Erasmus en su aeronave cuando el piloto sintió que "algo frío" se deslizaba por la parte baja de su espalda. Al girar, inmediatamente vio la cabeza de una cobra del Cabo Grande que "retrocedía bajo el asiento", según declaró.

"Fue como si mi cerebro no se diera cuenta de lo que sucedía", relató el piloto, quien expresó que luego de tomarse un momento para serenarse, informó a los pasajeros sobre la serpiente.

"Hubo un momento de silencio atónito", agregó Erasmus. Todos conservaron la calma, sobre todo el propio piloto, quien llamó al control aéreo y pidió permiso para aterrizar de emergencia en una pequeña ciudad del centro sudafricano llamada Welkom.

Erasmus relató que durante los 10 ó 15 minutos siguientes pilotó mirando de reojo a la serpiente enrollada a sus pies, hasta que pudo aterrizar: "No podía dejar de mirarla. Parecía feliz debajo del asiento".

"No tengo mucho miedo a las víboras, pero normalmente no me acerco a ellas", agregó el piloto.

Brian Emmenis, que trabaja en la radioemisora Gold FM de Welkom y es un experto en aviación, recibió un pedido de ayuda y llamó al departamento de bomberos y rescate, que envió a socorristas y un herpetólogo para recibir el avión en el aeropuerto.

Emmenis relató que todos desembarcaron "evidentemente agitados", pero a salvo gracias a Erasmus.

El piloto "conservó la calma y aterrizó ese avión con una mortífera cobra del Cabo venenosa bajo su asiento", dijo Emmenis.

Sin embargo, el drama parece no haber terminado allí: el especialista en víboras Johan de Klerk y un equipo de ingenieros registraron el avión durante dos días, pero al menos hasta el miércoles no la habían encontrado y había dudas sobre si podría haber salido sin ser vista.

"Espero que tenga un lugar donde ir (...) Pero no en mi avión", bromeó Erasmus.

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