Se desinfla la protesta de los chalecos amarillos
Autoridades restringen las zonas donde los inconformes pueden manifestarse
La protesta organizada por vigésimo primer fin de semana consecutivo por los chalecos amarillos registró ayer su nivel de participación más bajo desde el inicio del movimiento contestatario, a mediados de noviembre, con 22 mil 300 personas en toda Francia y tres mil 500 en París.
El recuento ofrecido por los chalecos amarillos, no obstante, contrastó con el del Ministerio del Interior y elevó la cifra a un mínimo de 73 mil 420 en el país.
El sábado antepasado, el Gobierno dio cuenta de la presencia de 33 mil 700 personas en las diferentes protestas, de ellas unas cuatro mil en París, mientras que los manifestantes aseguraron que había habido 102 mil 700 asistentes.
En la capital francesa 43 personas fueron detenidas, de acuerdo con la Prefectura de Policía parisina, que destacó que la jornada transcurrió sin incidentes destacables.
Para evitar los fuertes altercados de mediados de marzo, las autoridades locales habían prohibido manifestarse en los Campos Elíseos, la plaza del Arco del Triunfo y una amplia zona entre el Palacio del Elíseo, sede de la Presidencia francesa, y la Asamblea Nacional.
Esta última manifestación fue la primera después del final del gran debate nacional lanzado por el presidente, Emmanuel Macron, en busca de respuestas a la crisis provocada por los chalecos amarillos.
Aunque ese diálogo se cerró oficialmente el pasado 15 de marzo, Macron tuvo el último debate el pasado jueves. El Gobierno ofrecerá un adelanto de las conclusiones esta semana, y los anuncios del jefe del Estado al respecto están previstos para mediados de abril.
El movimiento comenzó con protestas por los aumentos de impuesto a la gasolina, y se llama así porque los manifestantes usan los chalecos de seguridad de color fluorescente que los conductores están obligados a tener en sus autos en Francia. Desde entonces, las exigencias de los chalecos amarillos se han multiplicado y ahora incluyen un referendo popular y la restauración del impuesto a riquezas, para que todo esto derive en el aumento del poder adquisitivo de la mayoría de los franceses.