Internacional

Monjas sobreviven a bombardeo ruso

Una comunidad ortodoxa padece por la cercanía al frente de batalla en el este de Ucrania

“Aquí pueden ver el cráter dejado por un misil Grad”, muestra una monja vestida de negro señalando un enorme hueco en medio del jardín de esta comunidad ortodoxa instalada cerca de la línea del frente en el este de Ucrania.

En otro rincón del jardín, la hermana Anastasia señala los daños causados por una bomba de racimo.

La comunidad está instalada en el pueblo de Adamivka, cerca de Sloviansk, en el Donbás y desde hace unas semanas, las monjas y los peregrinos viven bajo un bombardeo casi constante de las fuerzas rusas.

“No han habido muertos. Nadie se ha ido. Es nuestro hogar... No tenemos otro lugar a donde ir”, dice con calma la hermana Anastasia, cuyo rostro está enmarcado por un velo negro, mientras a lo lejos se escucha el ruido de las bombas.

“Aquí vivimos algunas monjas, hay también peregrinos. En total somos 60 personas”, dice.

Las paredes blancas del edificio de la congregación están salpicadas de metralla.

Para visitar la comunidad se necesita la autorización del ejército ucraniano, que controla la zona.

A lo lejos, cruzando un campo, los fuerzas rusas y las ucranianas combaten con disparos de artillería.

La comunidad tiene aún agua y víveres, pero no tiene electricidad desde hace meses.

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