Iglesias de Jerusalén denuncian restricciones para ceremonia de Fuego Sagrado
El culmen de la Pascua ortodoxa será limitada a mil 800 personas en la iglesia del Santo Sepulcro y mil 200 en el exterior, frente a las 10 mil que pudieron acceder en años anteriores
Las Iglesias cristianas de Jerusalén, encabezadas por el Patriarcado Greco-Ortodoxo, denunciaron hoy las "restricciones irrazonables" impuestas por la Policía israelí para la celebración este sábado de la ceremonia del Fuego Sagrado, la más importante para las Iglesias orientales y la comunidad cristiana de Tierra Santa.
El patriarca greco-ortodoxo, Teófilo III, acompañado de los jefes de otras iglesias, pidió hoy en rueda de prensa en Jerusalén a las autoridades israelíes que intervengan para permitir el culto libre, ya que estas "restricciones innecesarias de mano dura afectarán profundamente el bienestar espiritual, moral y la libertad religiosa de las comunidades cristianas de Jerusalén y de los creyentes de todo el mundo".
Entre las limitaciones impuestas este año por la Policía israelí figura limitar el acceso al Santo Sepulcro -el lugar donde Jesús fue crucificado y luego resucitó- tras la procesión a solo mil 800 personas, además de mil 200 en el exterior, frente a las 10 mil que pudieron acceder en años anteriores.
Además, se incluyen la presencia de 200 agentes dentro del templo y la instalación de puestos de control de seguridad en toda la Ciudad Vieja, para impedir el acceso de los fieles a la procesión.
"La policía de Israel afirma que estas restricciones son por razones de seguridad. Pero no es así. La iglesia siempre se las ha arreglado con la seguridad sin problemas, con más de cinco veces el número de feligreses permitidos este año", defendió el Patriarcado Greco-Ortodoxo.
"Impedir la libertad religiosa de nuestras comunidades cristianas es otro ejemplo más del ambiente hostil que enfrentan los cristianos en Tierra Santa, la vida como cristiano se está volviendo cada vez más insostenible", añadió el Patriarca, quien como los otros líderes eclesiásticos llevan años denunciando actos de vandalismo y hostilidad hacia sus comunidades.
El Sábado Santo, último día de la Pascua ortodoxa, que este año cae en 15 de abril, se celebra con la ceremonia del Fuego Sagrado en Jerusalén, donde las comunidades locales y miles de peregrinos de todo el mundo acuden para presenciar el encendido milagroso del fuego sagrado dentro de la tumba de Jesús en el Santo Sepulcro, algo que atribuyen al Espíritu Santo.
El fuego sagrado es trasladado luego en aviones a países con importantes comunidades ortodoxas, como Grecia, Turquía, Rusia, Ucrania, Bulgaria, Rumanía o las repúblicas bálticas, donde se llevan a cabo ceremonias similares con el fuego sagrado el Domingo de Resurrección de la Pascua ortodoxa.
Esta ceremonia se ha celebrado desde los primeros años del cristianismo y se registró por primera vez en el año 328 dC, según el historiador Eusebio.
El Patriarcado Greco-ortodoxo, apoyado por otras iglesias como la católica, la melkita, la armenia o la luterana, denunció que desde 2005 las autoridades israelíes comenzaron a imponer controles y barreras alrededor de la Ciudad Vieja de Jerusalén, restringiendo el acceso a la ceremonia bajo el pretexto de la seguridad pública, limitaciones que se han vuelto mucho más estrictas en los últimos dos años.
La Policía esgrime que las duras restricciones de los dos últimos años se deben a que la Pascua cristiana coincide en el calendario con el Ramadán musulmán y el Pésaj o Pascua judía; lo que hace que la Ciudad Vieja esté particularmente concurrida y pueda haber riesgo de avalanchas; por lo que instalarán pantallas fuera del barrio amurallado para que los fieles que no puedan entrar puedan seguir la ceremonia.