Internacional

Francisco ora por Siria y Venezuela en su mensaje de Pascua

Tras presidir la misa del Domingo de Resurrección en la plaza de San Pedro, el líder católico impartió la tradicional bendición "Urbi et Orbi"

El Papa Francisco usa el incensario antes de presidir la misa. AFP/A. Solaro
Francisco rocía con agua bendita a los miles de fieles que se dieron cita en la plaza de San Pedro. AFP/A. Solaro
Varias religiosas escuchan la ceremonia. EFE/A. Di Meo
Vista general de la plaza de San Pedro, donde miles de personas se dieron cita para la misa de Pascua. EFE/A. Di Meo
El evento se realizó en medio de fuertes medidas de seguridad. AP/A. Medichini
El Papa Francisco imparte la bendición "Urbi et Orbi" desde el balcón principal de la basílica de San Pedro. AP/G. Borgia

El Papa Francisco pidió hoy que el pueblo de Venezuela "encuentre la vía justa, pacífica y humana para salir cuanto antes de la crisis política y humanitaria que lo oprime" y deseó que se "ponga fin inmediatamente al exterminio que se está llevando a cabo" con la guerra en Siria.

"Suplicamos el fruto del consuelo para el pueblo venezolano, el cual vive en una especie de 'tierra extranjera' en su propio país".

Francisco hizo estas consideraciones durante el mensaje de Pascual que leyó desde la logia central de la basílica de San Pedro del Vaticano, donde también impartió la bendición "Urbi et Orbi" (A la ciudad y al mundo), momentos después de presidir la misa del Domingo de Resurrección en la plaza de San Pedro del Vaticano.

"Suplicamos el fruto del consuelo para el pueblo venezolano, el cual (...) vive en una especie de 'tierra extranjera' en su propio país, para que encuentre (...) la vía justa, pacífica y humana para salir cuanto antes de la crisis política y humanitaria que lo oprime, y no falten la acogida y asistencia a cuantos entre sus hijos están obligados a abandonar su patria", dijo.

También se refirió a Siria, donde su población está "extenuada por la guerra que no tiene fin" y llamó a "todos los responsables políticos y militares, para que se ponga fin inmediatamente al exterminio que se está llevando a cabo (en Siria), se respete el derecho humanitario y se proceda a facilitar el acceso a las ayudas" que la población necesita "urgentemente" y el regreso de los desplazados.

Francisco lamentó las "injusticias y violencias" y cargó contra la "miseria y exclusión", el "hambre", la "falta trabajo", el rechazo social hacia "los refugiados", "las víctimas del narcotráfico, de la trata de personas y de las distintas formas de esclavitud de nuestro tiempo".

Mencionó a la península coreana para confiar en que "las conversaciones en curso promuevan la armonía y la pacificación de la región" y solicitó a los responsables que "actúen con sabiduría y discernimiento para promover el bien del pueblo coreano y construir relaciones de confianza en el seno de la comunidad internacional".

"Llamo a todos los responsables políticos y militares, para que se ponga fin inmediatamente al exterminio que se está llevando a cabo en Siria".

Deseó paz para "Tierra Santa, que en estos días está siendo golpeada por conflictos abiertos que no respetan a los indefensos, para Yemen y para todo el Oriente Próximo", y condenó el hambre, los conflictos y el terrorismo en África.

Previamente el Papa presidió la misa del Domingo de Resurrección en la plaza vaticana y, al contrario que otros años, pronunció una homilía y lo hizo de manera espontánea, sin leer ningún discurso escrito.

Francisco habló de dos conceptos, la "sorpresa del anuncio" de Jesús resucitado y "la prisa" de la gente que acudió al sepulcro para comprobar efectivamente que ya no estaba y lanzó una pregunta a los asistentes: "¿Y yo, qué?", para invitarles a reflexionar sobre cómo actúan en la vida, si corren hacia las sorpresas o permanecen inmóviles.

"Tengo el corazón abierto a las sorpresas de Dios, soy capaz de andar con prisa o siempre estoy con esa cantinela de 'mañana veré'. Qué me dice a mí la sorpresa (...). La pregunta (es) 'y yo, hoy, en esta Pascua de 2018, yo qué, tú qué'?", dijo.

La misa del Domingo de Resurrección comenzó a las 10:00 horas (08:00 GMT) con el canto del "Resurrexit", que conmemora el regreso de Cristo, y a ella asistieron representantes de la Iglesia católica y decenas de miles de fieles de diversas partes del mundo.

La plaza de San Pedro amaneció decorada con miles de flores procedentes de Holanda, tal y como se hace desde 1985, año en el que un florista holandés decidió realizar esta ofrenda floral al Vaticano cada Domingo de Resurrección.

Convertida en un improvisado y extraordinario jardín, lució unas 60 mil flores y plantas, entre ellas 900 ramos de orquídeas verdes, símbolo de esperanza y paz, pero también seis mil jacintos, más de 13 mil narcisos, tres mil rosas, 500 lirios y 20 mil tulipanes.

Francisco concluyó así los ritos de la Semana Santa y mañana rezará desde el palacio apostólico vaticano el Regina Coeli, la oración que sustituye al Ángelus en tiempo de Pascua.

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