Fotogalería: La Meca, ciudad santa y templo de consumo
Entre restaurantes de comida rápida y puestos que venden noche y día toda clase de artículos, el lugar parece un gran bazar durante el Hach, la gran peregrinación anual de los musulmanes
Hay recuerdos devotos que el peregrino compra en gran cantidad: alfombras de oración, incienso, ejemplares del Corán, rosarios de madera o de perlas de plástico brillantes, pañuelos, agua de Zamzam (un pozo) que supuestamente aporta virtudes milagrosas, relojes que emiten cantos de llamada a la oración, figuritas de la Kaaba fabricadas en China, etc.
Pero también se encuentra oro saudita (muy codiciado), relojes, ropa 'prêt-à-porter' o productos tecnológicos.
Cerca de la explanada de la Gran Mezquita, centros comerciales climatizados reciben incesantemente a miles de fieles. Las tiendas, incluidas las de lujo, siempre están llenas o casi: sus persianas están bajas sólo durante la oración.
A esto se suman los innumerables restaurantes baratos y grandes insignias de comida rápida en las callejuelas y en las ruidosas arterias de esta ciudad del oeste saudita.
JM