Internacional

Filipinos protestan contra Duterte en el Día del Trabajo

Miles de personas exigieron al presidente medidas más contundentes ante el desempleo y los bajos salarios

Decenas de miles de filipinos salieron hoy a las calles en manifestaciones en todo el país con motivo del Día del Trabajo para reclamar al presidente, Rodrigo Duterte, medidas más contundentes contra la precariedad laboral.

Solo en Manila unos 10 mil manifestantes -según datos de la Policía- se agruparon en el centro de la ciudad armados con pancartas y entonando cánticos contra la administración de Duterte.

El Gobierno desplegó ocho mil agentes para supervisar la concentración en Manila, en una marcha en la que no hubo altercados al margen de la quema de una imagen del jefe de Estado.

Mientras esto sucedía en la capital, decenas de miles de manifestantes se repartieron en numerosas marchas de menor tamaño en Cebú y otras localidades de este país de cien millones de habitantes.

Los asistentes apelaron a la "unidad histórica de la clase obrera", según un comunicado del movimiento izquierdista Bayan (Nación), que reafirmó la postura anti-Duterte de los diferentes sindicatos y agrupaciones de trabajadores filipinos.

El tema central de las reivindicaciones fue la histórica demanda de los sindicatos de acabar con el sistema conocido en el país como ENDO, según el cual las compañías extienden contratos de menos de seis meses, en ocasiones a través de terceras empresas, para evitar contrataciones indefinidas.

Duterte firmó hoy una ley ejecutiva para restringir la contratación temporal ilegal y la subcontratación en un intento de "terminar con el ENDO", según proclamó en un discurso el propio presidente, que consideró esta práctica "vergonzosa" y avisó a las empresas que la usan de que "tienen sus días contados".

Sin embargo, la ley ejecutiva no ha sido suficiente para los representantes de los trabajadores, que exigen una ilegalización total de todas las formas de subcontratación.

La ordenanza de Duterte fue calificada por Bayan como "un fracaso del régimen a la hora de poner fin a la subcontratación", un problema que afecta a unos seis millones de trabajadores filipinos.

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