Internacional

Estados Unidos: Representantes violan norma de no interferir en elecciones de países aliados

Representantes debaten sobre la política con Israel después de que el demócrata Chuck Schumer criticara la invasión a Gaza y pidiera nuevas elecciones

Los republicanos y funcionarios israelíes se apresuraron a expresar su indignación después de que ChuckSchumer, líder de la mayoría del Senado, criticara duramente el manejo de la guerra en Gaza por parte del primer ministro Benjamín Netanyahu y pidiera que Israel celebrara nuevas elecciones. Acusaron al líder demócrata de violar la regla tácita de no interferir en la política electoral de un aliado cercano.

El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, reaccionó ante Schumer y expresó que era “hipócrita que los estadounidenses que hiperventilan sobre la interferencia en nuestra propia democracia pidan la destitución de un líder elegido democráticamente”.

Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes, destacó que el llamado de Schumer a nuevas elecciones era “inapropiado”. Incluso Benny Gantz, rival político de Netanyahu y miembro del gabinete de guerra de Israel, manifestó que los comentarios de Schumer eran “contraproducentes”.

La aguda reprimenda de Schumer a Netanyahu -el senador dijo que el líder israelí había “perdido el rumbo” y era un obstáculo para la paz- fue ciertamente provocadora, pero difícilmente violó las normas. Los líderes y los aliados estadounidenses se entrometen cada vez más en la política electoral más allá de sus fronteras.

Basta mirar la estrecha e históricamente complicada relación que los presidentes y los líderes del Congreso estadounidenses han negociado con los dirigentes de Israel durante los últimos 75 años.

“Es una leyenda urbana que no intervenimos en la política israelí y que ellos no intentan intervenir en la nuestra”, dijo Aaron David Miller, miembro de la Fundación Carnegie por la Paz Internacional, quien trabajó como negociador en Oriente Medio bajo gobiernos tanto republicanos como demócratas.

“Nosotros intervenimos y ellos intervienen en la nuestra”

En 2019, apenas unas semanas antes de que Netanyahu enfrentara una elección difícil, el presidente Donald Trump declaró abruptamente que Estados Unidos reconocía la soberanía de Israel sobre los disputados Altos del Golán, lo que dio a Netanyahu un impulso político justo cuando más lo necesitaba.

En 2015, el presidente republicano de la Cámara de Representantes, John Boehner, invitó a Netanyahu a pronunciar un discurso ante el Congreso durante las delicadas negociaciones sobre el programa nuclear de Irán y poco antes de una elección nacional en Israel.

Boehner no coordinó la invitación con el Gobierno del presidente Barack Obama. Obama se negó a invitar a Netanyahu a la Casa Blanca durante la visita, y funcionarios de la Casa Blanca explicaron que realizar una visita de ese tipo tan cerca de las elecciones de Israel sería inapropiado.

El estándar que Obama estableció para una visita a la Casa Blanca no era el que mantuvo Bill Clinton años antes. En abril de 1996, Clinton invitó al primer ministro israelí Shimon Peres a la Casa Blanca para firmar un acuerdo antiterrorista de 100 millones de dólares poco antes de las elecciones israelíes. Años más tarde, Clinton reconoció en una entrevista que trataba de darle a Peres un impulso entre los votantes.

No funcionó: Pierden ante Netanyahu

En la práctica, mantenerse al margen de las elecciones de los aliados ha sido más un valor estadounidense profeso que un protocolo consagrado.

Los líderes estadounidenses han demostrado con frecuencia un enfoque de “equipo de primera contra equipo de segunda división” respecto a su injerencia más o menos descarada en la política interna de sus amigos, dice Edward Frantz, historiador de la Universidad de Indianápolis.

Cuanto más grande sea la economía del aliado, menos probable es que los líderes estadounidenses se entrometan abiertamente en sus elecciones.

“Los políticos estadounidenses quieren tener las dos cosas”, explicó Frantz. “Hay momentos en los que los líderes estadounidenses desean y necesitan hablar y expresar su opinión. Pero hay motivos para mantenerse fuera de los límites en las elecciones. Tampoco quieres que los gobiernos extranjeros interfieran en nuestra propia política interna”.

Los límites se han vuelto más borrosos en los últimos años y han sido puestos a prueba por la forma en que los líderes mundiales abordan la revancha entre Biden y Trump en noviembre.

Durante una visita a la Casa Blanca con motivo del 25 aniversario de la adhesión de Polonia a la OTAN, el primer ministro polaco, Donald Tusk, no ocultó su deseo de ver que Biden ganara otro mandato.

“Quiero que sepa que su campaña de hace cuatro años fue realmente inspiradora para mí y para muchos polacos”, le expresó Tusk, con el presidente polaco conservador Andrzej Duda a su lado. “Y nos sentimos alentados ... tras su victoria. Gracias por su determinación. Fue algo realmente importante, no sólo para Estados Unidos”.

Síguenos en

Temas

Sigue navegando