El Papa Francisco, entre los favoritos al Nobel de la Paz
Otras de las apuestas para recibir el premio son el acuerdo nuclear iraní, los "cascos blancos" sirios, y la Unión para las Libertades Civiles en América
El acuerdo nuclear iraní, los "cascos blancos" sirios, el Papa Francisco y la Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU) son algunos de los nombres que suenan en las quinielas para el Nobel de la Paz de este año, que se falla mañana en Oslo.
La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, y el ministro de Exteriores iraní, Mohamed Yavad Zarif, aparecen como los candidatos más probables si se premia el acuerdo atómico, según las casas de apuestas y expertos como el director del Instituto para la Investigación sobre la Paz (PRIO) de Oslo, Henrik Urdal.
La actualidad de la cuestión nuclear, acrecentada por las tensiones entre Occidente y Corea del Norte, podría aumentar las opciones de otros supuestos aspirantes, como la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN).
Los "cascos blancos", una controvertida organización que realiza labor humanitaria en las zonas no controladas por el Gobierno sirio, ya sonaban el año pasado, después de haber ganado el denominado Nobel Alternativo, que otorga la Fundación Right Livelihood Award.
Si el Comité Nobel decide poner de relieve la crisis de refugiados podría distinguir al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que ya ha ganado el premio en dos ocasiones; los habitantes de varias islas griegas o incluso a la canciller alemana, Angela Merkel.
La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (ECOWAS), el presidente de Sri Lanka, Maithripala Sirisena; los congoleños Denis Mukwege, Jeanne Nacatche Banyere y Jeannette Kahindo Bindu; la joven yazidí Nadia Murad y el diario turco "Cumhuriyet" y el periodista Can Dündar también aparecen en los pronósticos.
La lista de aspirantes incluye al exanalista de la CIA Edward Snowden y varios representantes rusos como Svetlana Gánushkina, de la organización Memorial; el periódico "Nóvaya Gazeta", Serguéi Kovaliov, Lilia Shibanova, Ludmila Alexeeva, la ONG Ágora o la abogada chechena Lidia Yusúpova.
Yusúpova, al igual que la iugur Rebiya Kadeer, el Centro de Derechos Humanos de Baréin o el obispo mexicano José Raúl Vera López -favorito años atrás-, ha ganado el premio de derechos humanos de la fundación noruega Rafto, que este año ha distinguido a los activistas indios Parveena Ahangar e Imroz Parvez.
Ganadores del Rafto, como la birmana Aung San Suu Kyi, el coreano Kim Dae-Jung, el expresidente de Timor Oriental José Ramos Horta y la abogada iraní Shirin Ebadi, ganaron el Nobel años después.
Pero las listas no son a menudo más que especulaciones, porque sólo si quienes nominan lo hacen público se puede saber la identidad de los candidatos, ya que el Comité Nobel noruego no confirma nombres hasta pasado medio siglo y sólo hace público el número total de aspirantes, 318 este año.
De acuerdo con el testamento de Alfred Nobel, el fundador de los premios, pueden nominar candidatos catedráticos de universidad en Derecho, Historia y Ciencias Políticas; parlamentarios, antiguos laureados y miembros de cortes internacionales, entre otros.
Según dejó escrito en su testamento, el Nobel de la Paz debe reconocer a quienes contribuyan "al hermanamiento de los pueblos y a la eliminación o reducción de armamento, así como formar o impulsar congresos de paz", aunque el Comité no siempre se ha ajustado del todo a los criterios del magnate sueco.
El ganador o ganadores sucederá en el palmarés al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, distinguido por sus "decididos esfuerzos" por llevar la paz a su país tras 52 años de conflicto armado, a pesar de que el triunfo del "no" a los acuerdos en el plebiscito parecía reducir sus opciones de llevarse el premio.
La elección de este año supondrá el debut al frente del Comité Nobel de Berit Reiss Andersen, que accedió al cargo tras la muerte de Kaci Kullmann Five, exlíder conservadora noruega, en febrero.
El de la Paz es el único de los seis premios que se otorga y se entrega fuera de Suecia, en Oslo, por deseo expreso de Alfred Nobel, ya que en su época Noruega formaba parte del reino sueco.