Xi Jinping afianza su control en China
Con su tercer mandato consecutivo, el político enfrentará múltiples desafíos
Xi Jinping amarró un tercer mandato consecutivo al frente de China, que se anuncia lleno de riesgos en un contexto de inédita ralentización económica y de crecientes tensiones con Estados Unidos, advierten los expertos.
El presidente chino fue reelegido como secretario general del Partido Comunista, la función esencial del poder en China que le abre la vía a un nuevo mandato presidencial de cinco años, en marzo próximo.
Ello supone una ruptura, pues desde la muerte del régimen Mao Zedong (1949-1976), la transición del poder en China estaba institucionalizada: el presidente sólo podía permanecer en el poder dos mandatos, y por una duración máxima de diez años. Pero en 2018, Xi Jinping obtuvo una modificación de la Constitución y suprimió estas restricciones.
De 69 años, Xi puede así, en teoría, presidir toda su vida la República Popular de China. “La reelección de Xi Jinping es producto de una extrema concentración de su poder personal”, subrayó a la agencia AFP un politólogo chino que requiere el anonimato.
Y no cabe “ninguna duda” de que Xi desea mantenerse toda su vida en el poder, agrega. Esta decisión es “catastrófica para China” y daña al Partido Comunista, opina este intelectual, ya que anuncia según él “el declive y el estancamiento” de la segunda economía mundial.
Xi Jinping presentó a los cuatro nuevos miembros del Comité Permanente del Politburó de la formación, un órgano que constituye la cúpula del liderazgo de la formación. Además de Xi y de Zhao Leji y Wang Huning, que se mantienen en el órgano, los nuevos miembros son Li Qiang, Cai Qi, DingXuexiang y Li Xi, según los presentó el presidente a la prensa en un acto en el Gran Palacio del Pueblo de Beijing. “Quiero agradecer sinceramente a todo el partido por la confianza que ha depositado en nosotros”, dijo Xi a periodistas en el Gran Salón del Pueblo, donde prometió “trabajar con diligencia en el cumplimiento de nuestros deberes y probar la valía de la gran confianza en nuestro partido y nuestro pueblo”.
La economía, el gran desafío en puerta
Al iniciarse el tercer mandato del líder chino, todas las miradas se centran en la economía del gigante asiático.
Tras décadas de crecimiento desenfrenado, el país afronta ahora una grave ralentización, acentuada por una inflexible política de “cero COVID”, que genera muchos confinamientos.
La semana pasada, en un gesto muy poco común, China postergó sin explicaciones la publicación de los datos trimestrales de crecimiento.
Aunque en los últimos años Xi Jinping ha puesto el énfasis en el consumo y la demanda interna, el mantenimiento de las restricciones sanitarias en China dificulta esta estrategia.
“Dada la magnitud de las restricciones, es poco probable que el consumo recupere su nivel anterior a la COVID”, opina el economista Dan Wang, del banco chino Hang Seng.
Los sectores del turismo, transportes y restauración se han visto especialmente afectados.
Telón de fondo
Desconfianza con Occidente
Las relaciones entre China y las potencias occidentales son cada vez más tensas, y es que las divergencias son numerosas: control autoritario en Hong Kong, represión de la minoría uigur en Xinjiang (Noroeste), guerra en Ucrania y rivalidad tecnológica con Estados Unidos, por mencionar las principales.
El mundo “sufre cambios inéditos desde hace un siglo”, dijo Xi Jinping al inaugurar el congreso del Partido Comunista.
Y el tema de la “seguridad nacional” apareció como prioritario, según destacan los analistas. El partido ha inscrito por primera vez en sus estatutos una mención a su “firme oposición” a la independencia de Taiwán.
Beijing considera a esta isla de 23 millones de habitantes como parte integrante de su territorio, aunque Taiwán lleve más de 70 años rigiéndose por un gobierno democrático propio.
En caso de ralentización económica, el Partido Comunista podría intensificar su presión sobre Taiwán para reforzar su legitimidad, explican analistas.
CT