Internacional

Campaña antinuclear recibe premio Nobel de la Paz

La ICAN alertan sobre la situación “extremadamente peligrosa” en Corea del Norte antes de recibir el galardón 

Campaña antinuclear recibe premio Nobel de la Paz

Los representantes de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN) alertaron este domingo, antes de recibir en Oslo el Nobel de la Paz 2017, sobre la "situación extremadamente peligrosa" en Corea del Norte.

"Observamos ahora una situación extremadamente peligrosa que pone a mucha gente en posición delicada" declaró la directora de la ICAN, Beatrice Fihn, en entrevista antes de la ceremonia Nobel en la capital noruega.

"Pero si ustedes están preocupados por la idea de que Donald Trump o Kim Jong-Un tengan armas nucleares, estarán probablemente preocupados" por la existencia misma "de las armas nucleares", dijo, aludiendo a los dirigentes estadounidense y norcoreano.

"Son seres humanos que tienen el poder de acabar con el mundo. Nadie debería tener el poder de hacer eso" añade Fihn.

La entrega de este Nobel se produce en un contexto en que las tensiones en la península coreana alimentan los temores de una guerra.

Pyongyang ha multiplicado en los últimos meses sus ensayos nucleares y disparos de misiles, intercambiando belicosas amenazas con Donald Trump, quien ordenó maniobras militares en la región.

Para recibir el premio, esta organización que agrupa a 468 entidades y ONGs en 101 países estuvo representada por su directora ejecutiva, Beatrice Fihn, y la activista y superviviente de la bomba atómica lanzada en 1945 por Estados Unidos sobre Hiroshima Setsuko Thurlow, que recogieron juntas el premio y pronunciaron un discurso a medias.

De izquierda a derecha: Berit Reiss-Andersen, del comité del premio Nobel, la sobreviviente de Hiroshima Setsuko Hurlow, y la directora de la ICAN, Beatrice Fihn.

A Thurlow, de 85 años, le tocó la parte más cruda, un duro relato sobre sus recuerdos del ataque nuclear que silenció al salón principal del Ayuntamiento de Oslo y provocó no pocas lágrimas entre el millar de asistentes, como no se ha visto en años en una ceremonia que suele tener un carácter más festivo y relajado.

"Hoy quiero hacerles sentir en este auditorio la presencia de quienes perecieron en Hiroshima y Nagasaki, quiero hacerles sentir una gran nube de un cuarto de millón de almas. Cada persona tenía un nombre, cada persona era amada por alguien. Asegurémonos de que sus muertes no fueron en vano", afirmó Thurlow.

La superviviente japonesa pasó a hablar del "vivo" recuerdo del día del bombardeo, de la sensación de "flotar" en el aire, el colapso de su escuela, los gritos de sus compañeros y su sobrino Eiji, de cuatro años, convertido en "un trozo fundido de carne" que siguió pidiendo agua hasta morir.

"Mientras salía arrastrándome, las ruinas ardían. La mayoría de mis compañeros de clase murieron quemados vivos. Vi a mi alrededor una devastación total, inimaginable", explicó.

Thurlow, con voz serena, no ahorró detalles sobre el ataque que "borró" su ciudad natal, incluidos familiares y 351 compañeros de clase, que en los años siguientes "y aún hoy" ha provocado la muerte de miles de personas más por los efectos retrasados de la radiación.

"Procesiones de figuras fantasmagóricas que se arrastraban. Gente herida grotescamente sangraba, quemada, ennegrecida, hinchada. Les faltaban partes del cuerpo, la carne y la piel colgaba de sus huesos, algunos tenían las órbitas de los ojos en las manos; otros, los estómagos abiertos y los intestinos colgando", recordó.

Tampoco se olvidó de criticar el "mito" de que las de Hiroshima y Nagasaki fueron "bombas buenas" que acabaron con una "guerra justa" y lo culpó de la "desastrosa" carrera armamentística nuclear.

DR

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