Ante la falta de turistas, monos de Bali asaltan las casas
Sin viajeros que les brinden sus bocados favoritos, los macacos han recurrido a meterse a las viviendas de Sangeh en busca de algo sabroso
Privados de su fuente de alimentación preferida —los plátanos, maníes y otras golosinas que les dan los turistas ahora ausentes debido a la pandemia—, los hambrientos macacos de la isla turística de Bali han recurrido a meterse a las viviendas de los habitantes en busca de algo sabroso.
Los pobladores de Sangeh dicen que los macacos grises de cola larga han estado aventurándose fuera de un santuario situado a unos 500 metros de distancia de su aldea para pasar el rato en sus techos y aguardar el momento propicio de abalanzarse y agarrar un refrigerio.
Preocupados de que las salidas esporádicas se incrementen hasta convertirse en un ataque total de monos contra el poblado, los habitantes han estado llevando fruta, maníes y otros alimentos al Bosque de Monos de Sangeh para tratar de aplacarlos.
"Tememos que los monos hambrientos se tornen salvajes y violentos", dijo la pobladora Saskara Gustu Alit.
Alrededor de 600 macacos viven en el santuario boscoso, meciéndose en los elevados árboles de nuez moscada y saltando por el famoso templo Pura Bukit Sari. Se les considera sagrados.
El Bosque de Monos de Sangeh solía tener unos seis mil visitantes mensuales, pero conforme la pandemia se extendió el año pasado y los viajes internacionales disminuyeron drásticamente, esa cifra se redujo a unos 500.
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JM