Anexión israelí en Cisjordania, sin contenido claro y con fecha dudosa
El Gobierno sigue discutiendo con Estados Unidos, por lo que no se descarta un retraso
Mañana, 1 de julio, el Ejecutivo israelí puede iniciar según el pacto de coalición la anexión de partes de Cisjordania, pero a menos de 24 horas, su contenido no está definido y el Gobierno -dividido- sigue discutiendo con Estados Unidos, por lo que no se descarta retrasarla.
"Hablamos sobre la cuestión de la soberanía en la que estamos trabajando estos días, y seguiremos trabajando los siguientes", declaró el primer ministro, Benjamín Netanyahu, tras el encuentro hoy con el embajador de Estados Unidos en Israel, David Friedman, y el enviado especial de la Casa Blanca para Oriente Medio, Avi Berkowitz.
La declaración fue para algunos analistas un indicativo de que quizá mañana no será el día clave para comenzar la anexión, pero creen que Netanyahu, que no quiere dar marcha atrás, podría hacer un anuncio simbólico sin implicaciones prácticas ni efectos inmediatos.
De momento, no hay convocada reunión del Gabinete de Gobierno, por lo que no se prevé mañana un avance significativo para poner en marcha el plan de anexión.
POCO CONTENIDO TANGIBLE
"Puede ser que haga un gran gesto", pero será como presentar "una gran caja con poco contenido", dice el analista Amir Oren.
Según remarca, aún hay muchos asuntos pendientes: "No hay nada preparado sobre el terreno, y nadie sabe qué partes se anexionará", a lo que se suma el desconocimiento de los plazos y formato exacto del plan, que solo apoya EU y tiene oposición de palestinos y gran parte de la comunidad internacional.
"Es un proceso complejo" y "hay muchas cuestiones políticas y de seguridad a tener en cuenta que no puedo comentar con detalle", dijo ayer el jefe de Gobierno, en una reunión de su partido, Likud.
EU dio vía libre a la anexión del Valle del Jordán y colonias de Cisjordania en su propuesta de paz este enero, pero según altos cargos de la Casa Blanca citados por el diario Jerusalem Post, los estadounidenses quieren discutir más el asunto.
Netanyahu presentó la anexión como su máxima promesa electoral, pero "se excedió un poco", asegura Oren.
Sin embargo, tiene margen para cubrirse las espaldas: "Puede decir que cumplirá más tarde" su compromiso, ya que la población israelí está "preocupada por la crisis económica" del coronavirus y este asunto queda en segundo plano.
Pero a su vez, si mañana no se pronuncia, su credibilidad podría verse perjudicada y sus detractores podrían sacar beneficio de ello.
DIVISIÓN INTERNA
La anexión también evidenció la división en el Gobierno. El principal socio de Netanyahu, el titular de Defensa, Beny Gantz, no quiere dar pasos unilaterales sin coordinación con la comunidad internacional, cree que ahora no es prioritario implementar el plan y apuesta para que el país se centre en abordar la pandemia.
Esto ha hecho que a menos de un día del plazo, el Ejecutivo llegue a él sin una posición consensuada, lo que supone una traba más para Netanyahu.
Sin embargo, según el pacto de coalición, Gantz no tiene capacidad de veto sobre el plan, y Bibi lo puede impulsar sin su aprobación, lo que le da ventaja. Pero a estas alturas, no se sabe cómo ni cuándo lo presentará.
El territorio a anexionar es otro tema candente que se sigue tratando con EU: si el mapa inicial planteó una anexión de gran parte de colonias y del Valle del Jordán, Netanyahu podría adoptar una estrategia más prudente para aplacar presiones y minimizar el impacto sobre la estabilidad de la región.
Según medios, podría prever un proceso por fases, con una anexión inicial de los bloques de asentamientos más cercanos a Jerusalén, dejando de lado el resto para reducir la reacción de Jordania y de los países árabes.
LA REACCIÓN PALESTINA, OTRA INCÓGNITA
Mañana hay convocadas protestas en Cisjordania y Gaza, y pese a que expertos en seguridad alertan sobre un repunte de violencia, analistas palestinos comentan que su reacción es incierta.
La posición del liderazgo fue severa: la Autoridad Nacional Palestina anunció la ruptura de sus acuerdos con Israel, lo que incluye la cooperación de seguridad.
El movimiento islamista Hamás -que controla Gaza-, calificó la anexión como "una declaración de guerra", y advirtió de que su ala militar podría responder con las armas.
Pero en lugares como Cisjordania -también marcada por la COVID-19- "la frustración general" entre una población que no ve posible cambiar su situación tras 53 años bajo ocupación hace que la apatía marque el día a día.
"No sabemos cómo la gente reaccionará", remarca a Efe la abogada Maha Abdallah, que como muchos, está a la expectativa de ver qué pasará mañana.
IM