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Zoé, primer sacrificado; ¿habrá más?

Por los días en que AMLO pidió a sus colaboradores más cercanos que le revelaran quién se quedaba con él al cierre de Gobierno y quién se iba de campaña, el Presidente también deslizó un reproche: algunos de los que desean irse traen obras y programas fundamentales.

El Presidente musitó que Rocío Nahle, que debe hacer que la planta de Dos Bocas refine, alista maletas para Veracruz; y que Javier May, de Fonatur, en su pretensión tabasqueña ya no le ayudaría por mucho tiempo más con el Tren Maya...

Y entre quienes se irían estaba apuntado Zoé Robledo, que pretendía la candidatura de Morena en Chiapas, lo que habría dejado truncada la implementación en una veintena de Estados del IMSS Bienestar. Pero eso cambió la semana pasada, cuando AMLO le pidió que se quedara con él.

No es el primer funcionario que se ve forzado a renunciar a sus planes. Horas después de la elección mexiquense, y dado que Delfina Gómez ganó por un menor margen a lo prometido por Texcoco, el Presidente echó para atrás dos filtros: bajó de la competencia por la Ciudad de México a las secretarias Ariadna Montiel y Rosa Icela Rodríguez.

Más con el IMSS Bienestar, el primer mandatario regresa al tema de que no le dejen solo con el tiradero.

Que López Obrador haga en público como que no le importa que las cifras de la pobreza le hayan reprobado en cuanto a cobertura de servicios médicos no quiere decir que, en privado, no resienta que el INEGI haya constatado lo que todo México sabe: que este Gobierno es un desastre en temas de salud.

Andrés Manuel llamó la semana pasada a Zoé, y no al revés, para pedirle la jugada de sacrificio. En el año restante, el Gobierno tratará de acelerar para que la cobertura médica, la calidad de esos servicios, incluido el abasto de medicamentos, sea un poco menos lamentable que hoy.

Robledo se queda colgado de la brocha en su aspiración electoral. Se trunca el sueño transgeneracional de los Robledo, que ansiaban que este hijo pudiera hacer lo que a Eduardo, su padre, se le frustró en 1995, con una gubernatura más que efímera, fallida (duró menos de tres meses).

Tras someterse a la voluntad de su jefe, éste llenó de flores a Zoé en la mañanera de ayer. AMLO se desvivió en términos que pueden interpretarse como reverso de la moneda a ser llamado “ambicioso vulgar”: “Fue a decirme que él no quiere abandonar el proyecto del Seguro y en particular quiere terminar cumpliendo el compromiso que tenemos de dejar establecido el sistema IMSS-Bienestar, garantizar el derecho del pueblo a la salud. Le di un abrazo, porque uno tiene que saber dónde es más útil en un proceso de transformación, y no se lucha por cargos, se lucha por principios, por ideales, por encargos”.

Y aunque ayer corrieron versiones de que en dicha cita en realidad Robledo quería pedirle apoyo porque le estaban golpeando demasiado por su aspiración chiapaneca, y el Presidente se la volteó pidiéndole que se quedara, versión que va aderezada con la molestia en Palacio por temas de elevadores y contratos, lo real es que AMLO quiere un cierre lo mejor posible y para eso necesita a Zoé en el IMSS, quien además es bien visto por Claudia Sheinbaum, por lo que en una de esas se cayó para arriba y aseguró buena chamba en el siguiente sexenio.

¿Habrá nuevas sorpresas de ratificados en el gabinete que tengan que posponer sueños políticos en primera persona en sus respectivos Estados?

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