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Zedillo, el otro villano favorito de AMLO

Aunque el ex presidente de México, Ernesto Zedillo Ponce de León, efectivamente rompió el silencio, que mantuvo desde el año 2000 que terminó su sexenio, con las críticas que hizo esta semana a Andrés Manuel López Obrador y a su reforma al Poder Judicial, lo cierto es que ya había enviado mensajes de desaprobación al líder del gobierno de la 4T, sin mencionar su nombre.

Fue en enero de este año, que al participar en el foro económico de la empresa Actinver, el presidente que tuvo un papel decisivo en la primera alternancia política de este País al reconocer la misma noche de la elección el triunfo del panista Vicente Fox antes de que la dirigencia priista soltara a los mapaches electorales, hizo severas críticas a los gobiernos de corte populista: “Les gusta la democracia hasta que esta les da la oportunidad de acceder al poder, y una vez que acceden se marcan como objetivo erosionarla, es un problema muy serio”.

En respuesta a esa afirmación en la que no lo mencionaron, AMLO llamó a Zedillo “un representante de la oligarquía”, al igual que lo ha hecho ahora que el ex presidente ha señalado que hubiera sido una cobardía no advertir que con la reforma judicial el País va rumbo a la “tiranía”.

Un día antes de su participación en el foro mencionado, López Obrador le envió desde su mañanera cuatro preguntas para aprovechar que regresaba unos días “del extranjero”: 1) ¿Por qué afectó a los trabajadores con su reforma de pensiones? 2) ¿Por qué desapareció los trenes de pasajeros y luego asesoró a la empresa que los compró? 3) ¿Por qué no aumentó el salario de los trabajadores? y 4) ¿Por qué absorbió deudas de particulares con el Fobaproa?

Este último tema fue el que convirtió, luego de Carlos Salinas y Felipe Calderón, a Zedillo en otro de sus villanos favoritos. El Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) fue creado por Salinas en 1990, pero fue Zedillo quien lo activó luego del “error de diciembre” de 1994. Al año siguiente su gobierno convirtió deudas privadas de banqueros dispendiosos en deuda pública que costó al País más de 550 mil millones de pesos por los que se siguen pagando altísimos intereses.

En 1999, López Obrador publicó el libro “Fobaproa: expediente abierto, reseña y archivo”, que se convirtió en una de sus principales banderas políticas y su ejemplo para denunciar las complicidades y corruptelas entre el poder económico y el poder político. En el afirma, en la página 44, que tanto Luis Donaldo Colosio, como Zedillo, recibieron recursos de uno de los banqueros beneficiados por este fondo, Carlos Cabal Peniche, juzgado años después, por su vinculación en fraudes económicos.

En su discurso de toma de posesión como Presidente hace casi seis años, López Obrador volvió a señalar que era “inhumano utilizar al gobierno para defender intereses particulares”.

Por eso, con sus primeras críticas explícitas a AMLO y sus reformas, Zedillo se consolidó como uno de los villanos favoritos del Presidente saliente, pese que enfrentó y rompió con su antecesor Salinas al encarcelar a su hermano Raúl por las investigaciones del asesinato de Colosio y de Ruíz Massieu, y pese a que siendo presidente, paró el litigio que le hubiera impedido convertirse en Jefe de Gobierno de la CDMX en el año 2000, que catapultó su carrera política.

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