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Zamora en Guadalajara

Esta semana se concretaron, finalmente, los acuerdos políticos. El partido en el Gobierno del Estado de Jalisco, Movimiento Ciudadano, halló el camino para la negociación de unidad y estará dando a conocer los acuerdos de las bases y las candidaturas.

Cierto, el Gobierno del Estado es la carta principal, pero la alcaldía de Guadalajara, la capital del Estado, está en la mira de muchos aspirantes.

Se ha manejado la contienda desde los méritos personales de varios actores públicos.

La competencia por el poder no distingue colores partidistas ni calendarios electorales. Es un principio elemental en la política. Las circunstancias son variables y lo que un día es certero, se evapora rápidamente si las negociaciones, los arreglos o las condiciones se modifican.

Las elecciones 2024 exhiben una trascendencia fundamental para el país: ¿se dará continuidad a la llamada Cuarta Transformación? ¿En Jalisco se mantendrá el seguimiento a una ruta marcada por el liderazgo político de Enrique Alfaro Ramírez?

Aunque las especulaciones electorales van de un extremo a otro, en esta Palestra es importante apuntar una hipótesis totalmente sostenible: Guadalajara necesita mantener la misma línea de desarrollo y eso se puede conseguir con un personaje que representa el seguimiento de un acuerdo comunitario.

Es Salvador Zamora.

Zamora es hoy presidente municipal de Tlajomulco. Ha sido diputado federal y diputado local.

Su origen: salió del ejido y el trabajo de la gente de campo.

Tlajomulco es un municipio que recién se incorporó a la metropolización.

Zamora es consciente de la chamba en la siembra y el sostenimiento del ganado; le viene de familia.

Alcalde de Tlajomulco, supo de sacar el trabajo todos los días y conciliar con los ejidatarios. Le enseñaron a escuchar las opiniones de los demás.

Alguna vez, Zamora platicaba sobre sus primeros acercamientos con Enrique Alfaro: “Nos encontramos en el interés de las cosas cotidianas, como el futbol; Alfaro insistía en reunir las voluntades y convivíamos, compartíamos los proyectos”.

¿Cómo es posible concebir que el presidente municipal de Tlajomulco aspire a gobernar Guadalajara? Sencillo. Por la identificación con la gente. Salvador Zamora bien puede ser vecino de Santa Cecilia, de la Colonia Oblatos, de la Zona Oriente. Se le vería caminando cuesta arriba en la Barranca de Huentitán.

Quien es hoy alcalde de Tlajomulco también puede revisar la semaforización en la Calle 46, por el barrio de San Juan Bosco, y aplicar las normas para recoger la basura en el Baratillo de los domingos en Guadalajara.

Salvador Zamora puede tranquilamente, recorrer el Centro Histórico de Guadalajara y darle seguimiento a las obras del Paseo Alcalde y apoyar el proyecto de recorridos turísticos por las iglesias que ya son patrimonio arquitectónico de la ciudad, además de seguir con el plan de crecimiento habitacional de la capital de Jalisco.

Cierto es que hay competencia: la senadora Verónica Delgadillo, Marco Valerio, Priscilla Franco, Salvador Caro, la diputada Claudia Salas. En Movimiento Ciudadano sobran los competidores, pero lo que más importa es la visión y el proyecto para Guadalajara, la segunda ciudad del país, la capital de Jalisco.

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