#YoMeQuedoEnCasa II
Desde hace varias semanas las autoridades sanitarias de México han estado advirtiendo que lo peor está por llegar y que transitaríamos el pico sin colapsar la infraestructura de salud siempre y cuando mantuviéramos la disciplina de quedarnos en casa lo más posible (hay mucha gente que por necesidad económica de plano no puede; es una realidad que no se puede soslayar) y si no relajábamos el ritual de no saludar de mano, mucho menos con abrazos, lavarnos las manos constantemente por más de 20 segundos y, entre otros detalles que conocemos todos, guardar sana distancia, de metro y medio a dos metros para que el nuevo coronavirus no nos llegue.
Bueno, pues el periodo tan temido ya está aquí, específicamente en el Valle de México (Ciudad de México y municipios conurbados, sobre todo del Estado de México) y los datos no son nada alentadores porque se reduce día con día la disponibilidad de camas para hospitalización y camas con ventilador para recibir y atender a personas graves de COVID-19.
No sólo el Valle de México enfrenta esta circunstancia, hay otros focos rojos en el país como Ciudad Juárez, que específicamente fue mencionada en la conferencia de prensa de las 19 horas. Resulta que el incremento de casos en esa ciudad fronteriza, que, por cierto, no está siendo visibilizada lo suficiente pese a la gravedad, es porque varias maquiladoras que no desarrollan actividades esenciales no han parado de trabajar y los contagios se cuentan por cientos. Esto influyó para que Chihuahua, que avanzaba hacia el verde (menos casos activos) se regresara al color amarillo en las mediciones cotidianas.
Otro foco rojo es Jalisco. Vamos a pensar que la idea de encerrarnos con anticipación tuvo una motivación de buena fe y una auténtica preocupación por los jaliscienses; la consecuencia de tal medida es que la curva se ha aplanado mucho más que a nivel nacional, de manera que, por un lado, se prolonga el tiempo de encierro y, por ende, el regreso a las actividades económicas y sociales en general; y, por otro, el hartazgo de la gente es tal que muchas personas andan en la calle casi como si nada.
La confusión que generó el asunto de la Fase 0 también fue causa de que el lunes 18 de mayo muchos empresarios abrieran sus negocios, digo, y es difícil juzgar en circunstancias inéditas como las que vivimos y con mensajes desafortunados y contradictorios de autoridades que también se están estrenando en enfrentar una pandemia. A esto se suman las salidas multitudinarias del puente del 5 de Mayo y el festejo por el Día de las Madres. Por diversos testimonios en redes sociales sabemos que mucha gente rompió el confinamiento y relajó las precauciones sobre todo en la zona metropolitana de Guadalajara.
Es real que en Jalisco se ha registrado un incremento en los casos aun cuando las cifras correspondientes al Estado que se dan a conocer en la conferencia de prensa desde Palacio Nacional no son equivalentes a las del sistema Radar que tiene el Gobierno del Estado con datos de la Secretaría de Salud estatal, la Universidad de Guadalajara y los laboratorios privados. Urge que el Gobierno del Estado abra las bases de datos para Jalisco, que se revele quiénes integran la mesa de situación y que se aglutinen todos los datos de casos confirmados y fallecimientos, así como los sospechosos, para difundir esos totales y tener una idea más cercana de cómo están las cosas en Jalisco, con el único propósito de actuar en consecuencia principalmente para que la sociedad en general no crea que estamos en el paraíso o en una especie de burbuja inmune. No es así.
La irregularidad en las estrategias contra la pandemia, que en términos técnicos se conocen como “intervenciones no farmacéuticas” porque no hay vacuna ni medicamentos para combatir la enfermedad, ha dado como resultado casos como el de Tabasco, donde durante siete días prácticamente se olvidaron de las medidas y a la reducción le siguió un repunte; es decir, más temprano que tarde las repercusiones por no hacer caso se van a reflejar en los gráficos. En otras palabras, darán como resultado más casos, más necesidad de espacios en hospitales y, lamentablemente, más fallecimientos.
El virus existe, las teorías de la conspiración no se han comprobado hasta ahora; es un fenómeno nuevo para todo mundo, literal; tan nuevo, que se desconocen los índices de sensibilidad y especificidad de las pruebas PCR, porque no son pruebas hechas expresamente para detectar COVID-19. Se han dado casos, en el mundo, de que por error se aplican dos pruebas a un paciente: en una sale positivo y en otra, negativo. Con esto se tiene que lidiar todos los días.
Me reclamaron hace unos días en redes sociales que es fácil decir #YoMeQuedoEnCasa y reiterar la exhortación a no salir cuando no se tiene necesidad, pero la verdad es que no es un asunto de incomprensión o de insensibilidad. Claro que es difícil, muy difícil para las mayorías que enfrentan una realidad económica precaria pero también hay mucha gente que, sin necesidad, por incredulidad, rebeldía, ignorancia o negligencia, está saliendo. No se puede parar la movilidad al cien por ciento, pero si nos podemos quedar en casa hay que hacerlo, reitero, por nosotros y por los demás: #YoMeQuedoEnCasa.
(lauracastro05@gmail.com)