Ya se admiten mujeres
Que las mujeres estén conquistando plazas en el mundo de la música clásica, por donde quiera mirarse, es plausible. La presencia femenina, cada vez más notoria, en los atriles de las grandes orquestas y aun a cargo de la batuta, rompe los rígidos paradigmas insostenibles, y aporta frescura y gracia en las salas de conciertos, más allá de las solistas (la pianista Martha Argerich, la cellista Jacqueline du Pre, obligados botones de muestra) que por sus propios méritos ya habían ganado plaza en ese ámbito.
Intentar que en las temporadas de las grandes orquestas -la Filarmónica de Jalisco (OFJ) incluida- se programe música de mujeres y de compositores mexicanos, es válido… en la medida en que esa música responda al elemento esencial de todas las artes: que produzca una sensación placentera a quien se aproxima a ellas.
En el segundo programa de la Segunda Temporada 2019 de la OFJ, la noche del jueves en el Teatro Degollado -esta vez con grandes huecos en la sala- tuvo lugar el estreno en México de “Cuando Caiga el Silencio”, de la compositora mexicana Ana Lara. Ella, según el programa de mano, “busca combinaciones instrumentales que no son las de costumbre”. Sería, pues, música experimental. Y aunque la obra tuvo su estreno mundial en marzo pasado -en estudio, no en sala de conciertos- con la Sinfónica de la BBC de Londres, queda la duda de su validez intrínseca. Aunque fue aplaudida -lo mismo que su autora- al final de la interpretación, pareció un intento fallido de fantasía sinfónica: amorfa, ruidosa, pletórica de disonancias; (“música ambiental para el infierno”, diría Sergiu Celibidace). Hay que decirlo… aun exponiéndose a quedar, en el juicio de la historia, per omnia saecula saeculorum, como un necio.
Lanfranco Marcelletti fungió como director huésped. La velada tuvo en su parte inicial dos obras modélicas de belleza y delicadeza: Preludio a la Siesta de un Fauno, de Debussy, y el Concierto para Arpa y Orquesta en Mi bemol mayor, Op. 74, de Gliére, con Caroline Bembia, arpista principal de la OFJ (más Arabesque No 1, de Debussy, como encore). Cerró el programa Choros No. 6, de Villa Lobos, seguramente en una versión magistral, considerando que Marcelletti, por ser brasileño, conoce, entiende, siente e interpreta esa música a la perfección.
El programa, como de costumbre, se repite este domingo, en la misma sala, a partir de las 12:30 horas.