Y resulta que el virus también resucitó
Terminó la Semana Santa y ahora lo más probable es que en México presenciemos “la resurrección” del virus SARS-CoV-2.A lo largo de los últimos días hemos observado en el mundo entero la aplicación de nuevas restricciones a la movilidad, que van desde el confinamiento, como en el caso de París, hasta cuarentenas para los viajeros que regresen del extranjero a su país como en el caso de Canadá y diversos países de América Latina.
Incluso, una de las naciones que fue señalada como un gran éxito en el proceso de vacunación, Chile, está enfrentando mayores restricciones ante la aparición de una nueva crisis que ha llevado los contagios al nivel más elevado de toda la pandemia en aquel país.
México es quizás la nación con menos restricciones al ingreso de extranjeros en su territorio, independientemente de que provengan de países o regiones que tienen altos contagios.
Si usted combina esta libertad de ingreso con unas vacaciones de Semana Santa en donde mucha gente tomó la decisión de relajarse y olvidarse por un rato de las medidas sanitarias, lo que tiene es una mezcla explosiva que probablemente va a producir un alza rápida de los contagios.
Puedo apostarle a que no terminará el mes de abril antes de que tengamos de nueva cuenta presiones en la ocupación hospitalaria.
La experiencia de naciones como Brasil, Uruguay y Chile -entre otros- indica que con las nuevas variantes que ya están circulando, el crecimiento de los contagios se acelera.Pero, además, al observar la lentitud con la que avanza el proceso de vacunación en nuestro país, tampoco puede descartarse que surjan mutaciones locales que compliquen el control de la pandemia.Estos hechos van a afectar tanto a la política como a la economía.
En muchas familias de los lugares en donde han llegado las vacunas existía una sensación de alivio al pensar que los mayores ya se habían salvado del riesgo de contagio.
Si esto no es así y de nueva cuenta empezamos a ver que nuestros seres queridos enferman, probablemente el ánimo favorable hacia el gobierno federal pueda resquebrajarse.
En la economía, de modo natural, podría ocurrir un nuevo golpe al observarse el aumento de los casos. Pero incluso, aún sin esas restricciones, es factible que la gente adopte una actitud más cauta en las siguientes semanas y tome la decisión de evitar una mayor movilidad, lo que afectará al comercio y a los servicios.
Dice el adagio que sobre advertencia no hay engaño. Teníamos la experiencia de las vacaciones de fin de año que detonaron la crisis de contagios, hospitalización y fallecimientos del mes de enero.
Pareciera, sin embargo, que no aprendimos y volvimos a cometer el mismo error.
Si en este contexto se insiste de nuevo en que antes de la terminación del año lectivo regresen los niños a las clases presenciales, sin haber condiciones adecuadas para hacerlo, le daremos en el mes de mayo otra vez una oportunidad al virus para que siga resucitando y para que la crisis derivada de la pandemia continúe quién sabe hasta cuándo.