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¿Y los que no votaron?

Sí hubo mucho entusiasmo y ganas de participar en las urnas, el pasado primero de julio, arriba de 50% para ser más precisos.

Bueno, llegaron personas de la tercera edad en condiciones muy limitadas y, sin embargo, hicieron su máximo esfuerzo para cumplir con su voto.

Embarazadas y con limitaciones físicas también cumplieron con especial esmero.

Y fue viéndolos a ellos y, como funcionario de casilla, me pregunté ¿y qué motivación e incentivo tienen para sobreponerse a tantas cosas, con tal de estar aquí?

Sólo cada uno lo sabe con certeza, pero de que su deseo de hacer valer su voto fue muy importante. Era como una sensación de querer intervenir para que las cosas cambiaran, una ilusión, si ustedes gustan, de que ahora sí el voto vale. Cada quién con su muy particular opinión y elección, pero la jornada electoral en casi todo el territorio mexicano fue por el estilo.

También me quedé pensando en los que no quisieron ir a votar, desde luego que sus razones tendrán. Simplemente no fueron, hay casos muy comprensibles como los que perdieron su credencial, amanecieron enfermos o estaban muy lejos de su casilla. Pero muchos sí, de plano, no hicieron el máximo esfuerzo como los que sí cumplieron.

Esa es la diferencia en un esquema de voluntad ciudadana, los que sí ponen de su parte y los que, de plano, ni ganas tienen de participar.

Lo más importante viene ahora, que el voto ciudadano trascienda y sea realmente tomado en cuenta. Pues el problema surgió al finalizar la jornada cuando un grupo de funcionarios de casilla cayeron en la cuenta de que a pesar del enorme esfuerzo y entrega terminaron de contar los votos y de llenar las actas después de las 11 de la noche, cuando ya el PREP había marcado tendencias del ganador. Y, sobre todo, que los oponentes también reconocieron de inmediato el triunfo, lo cual implicaba que todo el esfuerzo ciudadano de miles de casillas, no había sido tomado en cuenta para declarar un ganador.

Sabemos que es cuestión de estadísticas y cálculos actuariales y matemáticos, pero el hecho es que esas boletas del paquete no habían sido consideradas, como suponemos son miles más.

Finalmente las elecciones tienen que ver más con muestreos estadísticos, conteos rápidos y muchos otros recursos que no implican tomar en cuenta, directamente la opinión y decisión de todos los ciudadanos.

De seguro hay muchas explicaciones técnicas, pero el hecho es incuestionable, el voto de cada persona se pierde en los números.

Habrá que buscar una manera más efectiva para que el voto, la opinión y el punto de vista ciudadano, se garantice su consideración incuestionable en cualquier elección.

Por ahora quedó en la conciencia colectiva que la batuta la lleva el PREP y que sólo con unas cuantas muestras se pueden dar resultados y marcar claras tendencias.

Los ciudadanos somos sólo un número más y muchas veces ni si quiera eso cuenta. El método usado es tan preciso que parece no requerir realmente de nuestro voto.

Las encuestas no andaban lejos, los pronósticos casi no se equivocaron.

Pero la democracia se construye con la participación directa de los ciudadanos.

Me preocupan los que no asistieron.
 

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