¿Y los magnates de Jalisco qué le dirán a AMLO?
Cumplidas las reuniones del Presidente Andrés Manuel López Obrador con los empresarios más ricos e influyentes de la Ciudad de México y de Nuevo León el lunes y martes pasados, en medio de la polémica del plan económico oficial ante la pandemia del coronavirus, queda pendiente la reunión para la próxima semana con los magnates de Jalisco, en la que trascendió, ya trabajan Alfonso Romo, el jefe del gabinete presidencial, y el empresario José Luis González Íñigo, quien siempre ha fungido como intermediario entre el sector privado de la entidad y el autollamado gobierno de la cuarta transformación.
Tras la reunión del lunes con el llamado Grupo de la CDMX, en el que figura el doceavo más millonario del mundo, Carlos Slim, de Grupo Carso y América Móvil; Alberto Bailleres, del Grupo Bal (Palacio de Hierro); y Germán Larrea, del Grupo México, y en medio de los cuestionamientos de que no había incluido en su plan los planteamientos de la iniciativa privada, AMLO aseguró que no solo tuvo su respaldo sino la promesa de que no harían despidos en sus empresas por la contingencia. Los hombres del dinero no confirmaron ni negaron esa afirmación.
Al día siguiente, se reunió con el Grupo de los 10 de Monterrey, entre los que estuvieron Rogelio Zambrano, de Cemex; Adrián Sada, de Vitro; y Eduardo Garza Junco, de Frisa. Éstos si emitieron un comunicado sobre lo ocurrido en el encuentro con el Presidente, en el que informaron que si bien le mostraron su solidaridad ante la contingencia, sí le hicieron ver que tenían diferentes puntos de vista de cómo abordar la crisis de salud y los efectos económicos por la contingencia sanitaria, y que los empresarios no eran sus adversarios sino una parte indispensable para la recuperación económica.
Ante esto, López Obrador se limitó a decir que no había rompimiento con los empresarios. Más tarde, empezó a circular la noticia de que ante los reclamos de la tibieza con la que el Consejo Coordinador Empresarial le observó al Presidente que hubiera ignorado las peticiones de prórrogas y otros apoyos para los empresarios para mantener los empleos, entre los que destacó el rompimiento de las cúpulas jaliscienses con el CCE, el dirigente Carlos Salazar elevó el tono y propuso articular acciones de resistencia contra la política económica amlista. Ayer el Presidente le reviró pidiéndole que mejor lo ayude a que 15 grandes empresarios que deben 50 mil millones de impuestos, le paguen al Estado.
También ayer, los dirigentes empresariales de Jalisco, de la Canaco, de la Coparmex, del CCIJ, del Comce y del CAJ, junto con los líderes sindicales, se pusieron nuevamente un paso adelante en el reclamo de que AMLO ajuste su plan de rescate económico, al lanzar el Plan Jalisco para la protección del empleo y la reactivación económica.
Por eso la gran incógnita es si los magnates de Jalisco harán o no suya esta exigencia de los titulares de las organizaciones empresariales de la entidad, o si incluso, harán gestiones para hacer posible la reunión que le pidieron desde el martes pasado al Presidente. Veremos.
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