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¿Y el Lago de Chapala?

Hice una revisión, y no exhaustiva, de las columnas y reportajes que he escrito en esta casa editorial desde hace casi 32 años, sobre el Lago de Chapala, la cuenca Lerma-Chapala-Santiago (ahora Lerma-Santiago-Pacífico) su consejo, su organismo; sobre el SIAPA, las fugas, la corrupción, las presas como El Zapotillo, Purgatorio, Calderón, aquel famoso crédito japonés, el Río Verde, los tandeos, los trasvases, los manantiales, el lirio, la contaminación, el canal de Atequiza, las plantas de tratamiento, la reforestación de la cuenca, en fin, y constato con preocupación, casi terror, que hemos estado caminando en círculos, porque el lago y todo el problema complejo y añejo del agua para Guadalajara han sido rehenes de intereses políticos-electorales y económicos que nos tienen, una vez más, en una situación crítica cuyas causas no son sólo el clima.

A principios de esta semana el gobernador del Estado, una vez más, traslada responsabilidades, ahora sin nomenclatura, y achaca la falta de agua a que no se hicieron trabajos para mejorar la distribución. Por supuesto, para él no cuenta que fue alcalde de Guadalajara y no dijo nada; y tampoco cuentan sus dos años al frente del Ejecutivo.

Tampoco cuenta para él que el temporal de lluvias del año pasado terminó cuando tenía qué terminar y desde entonces se sabía que llovió poco y enfrentaríamos problemas. Cero preparación, cero advertencia, cero campaña de concienciación, bueno, si pudiéramos valorar el interés que se tiene en el tema del agua desde el Gobierno del Estado, bastaría con revisar el tiempo y el espacio que se le ha dedicado al asunto en la presente administración.

Dice el gobernador que la presa de Calderón no tiene agua, está a menos de 20 % de su capacidad y resulta que de Calderón se toma 14 % de toda el agua que se consume en la zona metropolitana de Guadalajara. Además de las redes de distribución que identificó como un problema técnico, Alfaro dijo que no llovió lo suficiente el año pasado. Ahora sí que el Ejecutivo las trae nuevas o como si no nos hubiésemos percatado de tal realidad. El agua y las lluvias son, desde tiempos inmemoriales, tópicos muy sensibles para los habitantes de estas tierras.

Bueno, pues resulta que, además de que hay poca información (y lo que hallé fue después de un buen rato de búsquedas), sobre los niveles del Lago de Chapala (lo exiguo del temporal fue generalizado) me encontré con que Chapala está en un nivel muy bajo.

El gráfico, que obtuve en esta página: https://www.ceajalisco.gob.mx/contenido/chapala/chapala/comportamiento.html, indica que mientras al 1 de enero de 2019 el lago estaba a 84.27 % de su capacidad y ese mismo día de 2020, estaba a 73.56 % —una baja ya de por sí considerable— al 1 de enero de 2021, el Lago de Chapala estaba a 61.55 % de su capacidad. Por supuesto, estamos hablando de datos de hace dos meses. La información llega hasta el 26 de enero y los porcentajes son peores con una clara tendencia a la baja. El gráfico es elocuente porque muestra la evolución del nivel del vaso todo 2019 y todo 2020.

La buena salud y estabilidad del Lago de Chapala es fundamental para el funcionamiento de la cuenca, del ecosistema, de las actividades económicas que dependen de actividades vinculadas con el lago (pesca, turismo) y del abasto de agua potable para los habitantes de los municipios de la ribera del lago y de la zona metropolitana, así como de varias industrias.

Es un problema grave, crítico, que no ha merecido la atención que requiere ya, el sentido es de urgencia. Habría que revisar los porcentajes de uso del agua, los niveles de las presas de todos los estados de la cuenca, el cumplimiento de los acuerdos; se tendrían que estar diseñando estrategias para que a Chapala no le falte agua, atender llamados y propuestas de expertos para que el agua del lago sea un recurso renovable, campañas de reforestación de cuidado del agua, en fin. 

Urgen medidas, revisión de la realidad, un diagnóstico exprés, soluciones inmediatas y bien diseñadas y aplicadas, pero no veo que pase nada. No me sirve a mi ni a ningún habitante de esta ciudad que se diga hoy, a dos años de distancia, en un asunto básico como es la dotación de agua potable, que antes no hicieron quién sabe qué, cuando la falta de agua y la tendencia a la baja data de hace, por lo menos, dos años.

Espero de verdad que se ponga atención en este asunto y se resuelva de una vez por todas. Lo seguiré siempre, pero ya no desde este espacio. Esta es la última colaboración que escribo para esta, hasta ahora, mi casa editorial por más de 32 años. Gracias a El Informador y gracias a los lectores por estar al pendiente, por su retroalimentación y lectura puntual cada sábado desde el primer día. Hasta pronto.

lauracastro05@gmail.com

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