Vivienda: el nuevo desastre metropolitano
Esta paradoja resume el desastre: Guadalajara concentra los polígonos urbanos con más aumento de vivienda y al mismo tiempo es el municipio con más pérdida de población.
¿Para qué queremos más vivienda en donde nadie o muy pocos pueden habitar?
El Imeplan presentó un diagnóstico de la política de vivienda para actualizar el Plan de Ordenamiento Territorial Metropolitano (PoTmet). Trataré de simplificar, sin tecnicismos, los principales hallazgos.
Hay una creciente oferta en el segmento de alto valor. Significa vivienda cada vez más cara para comprar y rentar. Paradójicamente, la demanda de vivienda de segmentos medios y bajos seguirá aumentando.
Veamos una fotografía del mercado inmobiliario en febrero de 2023. En esa fecha había 303 desarrollos en Guadalajara, Zapopan, Tlajomulco, Tlaquepaque, Tonalá y El Salto. El 77% eran desarrollos verticales y el 23% horizontales.
La mayoría de las torres se ubican en Guadalajara y Zapopan (al Poniente); por el contrario, la mayoría de la vivienda horizontal está en las periferias de Tlajomulco y Zapopan.
El estudio clasifica cinco tipos de viviendas según su precio promedio: Social (460 mil); Económico (750 mil); Medio (1.8 mdp); Residencial (3.8 mdp) y Residencial Plus (6.8 mdp).
De los 303 desarrollos, ¡sólo cuatro correspondían a vivienda Social barata!, y 158 a Residencial. El resto se repartía en los sectores Económico (18), Medio (65) y Residencial Plus (58).
Una nota final sobre el alza de precios. En 2019, el metro cuadrado más económico estaba entre seis y 18 mil pesos. En 2023 costaba entre 9 y 22 mil pesos. Entre los desarrollos más caros, el precio promedio pasó de estar entre 52 y 90 mil pesos a oscilar entre 58 y 125 mil pesos.
Conclusión: las viviendas y las rentas son inasequibles para la mayoría de los habitantes de la metrópoli que se ven desplazados a las periferias por desarrollos que privilegian el alojamiento temporal (Airbnb) y encarecen los costos de vida en los barrios con la gentrificación.
Esto no siempre fue así. ¿Cuándo comenzó?
En el periodo foxista (2000-2006), el Estado orientó la política de vivienda hacia subsidios millonarios para construir casas baratas, pero dejó al mercado elegir los terrenos: éste optó por los menos caros y más alejados de los servicios para maximizar ganancias. Así nacieron las “ciudades dormitorio” como Tlajomulco.
Luego los municipios adquirieron por ley mayores facultades para encauzar la política de vivienda. Y ahora estamos aquí. La gentrificación y desarrollismo en el Área Metropolitana de Guadalajara comenzó, según el Imeplan, en 2016, cuando “se registró una tendencia creciente en la producción u oferta de viviendas de los segmentos o precios altos”.
Una gráfica muestra cómo en 2015 más de la mitad de la vivienda era del segmento económico. Para 2023 esa tendencia se invirtió a favor de la vivienda vertical residencial y de lujo. Hay que decirlo: el fenómeno coincide con la llegada en 2015 de los emecistas a Guadalajara y Zapopan con Enrique Alfaro y Pablo Lemus.
Si observan, se repite el mismo error. El mercado decide en dónde y cómo construir vivienda según dicta la rentabilidad. La pregunta es, ¿a la postre qué ciudad tendremos? ¿Una ciudad con polígonos sólo para turistas, alojamiento temporal y servicios encarecidos? ¿Barrios convertidos en grandes y lucrativas cantinas?
El tema es muy amplio. No dejemos de discutirlo.
jonathan.lomeli@informador.com.mx