Violencia y futbol
La futbolista Lucía Yáñez tuvo que irse de México. La jugadora, de 22 años, formaba parte del Club Puebla Femenil y fue víctima de violencia en redes sociales, además de que fue agredida psicológica y físicamente, sin que recibiera el apoyo adecuado ni atención. Dice que la dejaron sola.
Las agresiones comenzaron con violencia digital: crearon perfiles falsos, desde los que la ofendían o se hacían pasar por ella para insultar a la afición poblana. La situación escaló a la violencia física, cuando fueron a lanzarle piedras a su casa hasta romperle las ventanas. Después, vino la violencia psicológica; el día previo a un partido en el Estadio Cuauhtémoc, se lanzaron cientos de volantes difamándola.
La directiva del Club Puebla Femenil aseguró, en un comunicado, que se le brindó toda la ayuda posible y que “por razones personales” ella había decidido regresarse a Los Ángeles, de donde es originaria, hija de padres mexicanos. Horas después, la futbolista los desmintió: aseguró que se fue porque la dejaron sola ante el acoso y bullying que venía enfrentando.
“Tras el comunicado del equipo me veo obligada a decir que el club mintió. Lo que derivó mi renuncia al equipo es algo que empezó desde la temporada pasada con acoso, hostigamiento, bullying y difamaciones en redes sociales, por ello lo hice del conocimiento de la directora técnica y la directiva buscando su apoyo, del cual sólo encontré un apoyo verbal diciéndome que contaba con ellos”, compartió en su Instagram @lucia.yanez.02 que había mantenido privada hasta hace unos días.
La forma en que cualquier institución -ya sea deportiva, pública o artística- atiende situaciones de acoso y violencia, pone en evidencia si esta cuenta o no con protocolos de actuación. Desde líneas directas de denuncia hasta los mecanismos de apoyo para las víctimas.
“Su solución fue darme unos días ‘libres’ para que ‘aclarara mi mente’”, añadió la futbolista en el comunicado. “Dejaron de convocarme a los partidos argumentando que esa era la ‘mejor forma de protegerme’ y así no se agravaba el problema. Tengo la grabación en la que un directivo me dijo que al ser mayor de edad yo fuera sola a denunciar ante la Fiscalía General de Puebla”.
En marzo del año pasado, también la futbolista del América Scarlett Camberos tuvo que dejar el equipo e irse de México por sufrir acoso y violencia digital por parte de un aficionado azulcrema. En su caso, el Club de las Águilas la apoyó, pero fue insuficiente para proteger a la jugadora.
“El Club América realizó todas las acciones legales que tuvo a su alcance para evitar y buscar se sancionara el acoso digital del que es víctima nuestra jugadora, sin embargo, ante la falta de regulación y, a pesar de meses de acoso y violencia digital, su agresor, José Andrés ‘N’, solo recibió una medida cautelar de un arresto domiciliario por 36 horas”, detalló el equipo en su comunicado.
El mismo hombre también habría acosado a las jugadoras Alison González y Greta Espinoza, ahora del Club Tigres. En julio de este año, Scarlett Camberos se reincorporó al América.
¿Qué protocolos existen dentro la Liga MX Femenil del futbol mexicano para el acoso y violencia digital? Deberían ser los primeros preocupados (y ocupados) en garantizar entornos seguros, dentro y fuera de las canchas, para que las mujeres puedan continuar haciéndose de un nombre y trayectoria en el balompié.
Instagram: vania.dedios