Violencia, la preocupación de Marcelo Ebrard
Como parte de la campaña que “no es campaña” y con la mira puesta en la candidatura presidencial el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, estuvo en Guadalajara el fin de semana (18 y 19 de junio). El pretexto: un encuentro con diputados locales de Morena de varios estados, y también con alcaldes abanderados por el mismo partido. El canciller mexicano intentó posicionar dos mensajes, al saber que recibía atención local y nacional: tiene permiso de AMLO para competir por la candidatura, primero, y está por encima de Claudia Sheinbaum en las encuestas.
Tras el evento masivo, sólo aceptó tres entrevistas en privado. Una de éstas, con este columnista.
Los temas electorales no son los más importantes que había que abordar Marcelo Ebrard. Que se presuma favorecido en las encuestas es una celebración prematura. Insistir, como lo hizo, que hay que apoyar al Presidente Andrés Manuel López Obrador, es un discurso dirigido a los simpatizantes de la Cuarta Transformación, porque el canciller sabe que tal como están las cosas, la verdadera competencia es lograr la candidatura. Lo demás sería mero trámite.
En la charla, el secretario reveló su verdadera preocupación: la violencia en México. Ese es el mayor problema del país, admitió Ebrard Casaubón, y seguramente es el quebradero de cabeza de los otros aspirantes de Morena para 2024.
La admisión del secretario de Relaciones Exteriores es importante. Al reconocerlo, bajó la guardia política y le dio dimensión a la discusión que ha rondado las últimas semanas todas las apariciones públicas del Presidente, sobre todo después de su gira por Sinaloa y la recuperación del “culiacanazo”, es decir la liberación de Ovidio Guzmán y la promesa del Presidente: presentar un informe completo sobre lo que ocurrió. Aún no lo ha hecho.
Después, vinieron los señalamientos de Porfirio Muñoz Ledo sobre una supuesta negociación con el crimen organizado y el intento, dijo quien antes fue aliado del Presidente, de heredar ese acuerdo con la criminalidad al sucesor en 2024.
López Obrador agudizó la atención en el tema al declarar, la semana pasada en su mañanera (15 de junio) que “la violencia no es generalizada”. También aseguró que mienten los informes de la inteligencia estadounidense, en los que se asegura que el crimen organizado ya controla una tercera parte del país.
El Presidente sabe perfectamente que muchos le creen. Está seguro de que al afirmar que “mienten” en Estados Unidos, sus simpatizantes más esperanzados lo aceptarán.
Pero los demás no.
Y entre ellos están los políticos y funcionarios que se sienten con posibilidades de ser candidatos y hasta de ganar la presidencia.
Marcelo Ebrard también tiene certezas, y entre éstas aparece la bronca: ¿Qué hacer para detener la espiral de violencia? ¿Cómo armar una estrategia para detener el creciente control de los grupos criminales? ¿Cómo evitar que sigan extorsionando, asesinando, traficando drogas y cada vez más, interviniendo en procesos electorales?
El canciller conoce sus posibilidades, presume sus buenas relaciones con el sector privado y sobre todo, los puentes que ha construido con la clase política de los Estados Unidos, un factor que pesará definitivamente a su favor.
Durante los próximos meses, lo veremos a él y otros, en esas reuniones artificiosas que “no son campaña”. Todo será porras y abrazos, pero no habrá propuestas para resolver los problemas nacionales. Se agravan con el paso de los días.
Jorge Octavio Navarro
jonasn80@gmail.com / @JonasJAL