Villanueva, ¿traicionado por Alfaro?
El rector Ricardo Villanueva metió freno de mano a sus aspiraciones electorales tras el suicidio de Raúl Padilla. Enrique Alfaro impuso esa cláusula para restablecer relaciones con el Grupo UdeG: la Universidad debe enfocarse en sus tareas sustantivas.
El rector, parado en medio de una tormenta política y ante el vacío de poder que supuso la partida de Raúl, prefirió estabilizar el barco y asumió el vértigo inesperado del timón absoluto. Concedió la tregua. El gesto más significativo vino cuando, a días del suicidio de Padilla, un enorme moño negro reemplazó un mural en el Museo de Ciencias Ambientales que acusaba a Alfaro de querer destruir el proyecto.
Unos vimos allí el símbolo de la capitulación de la única oposición real en el Estado. Otros vieron una renuncia y sacrificio del bien menor en aras de un bien mayor: la cohesión interna del Grupo UdeG contra cualquier pretensión corsaria, y la continuidad institucional para velar por el legado de Padilla.
Hasta ahora el Grupo UdeG se ha mantenido libre de disputas internas aunque la prueba de fuego será la sucesión rectoral el 31 de marzo de 2025 que termina la gestión de Ricardo (lo detallé en mi texto: “El primer ajuste clave de Villanueva tras el padillato”).
Esta tregua imponía una sola cláusula por parte del rector: suficiencia presupuestal para la UdeG en 2024. Sin embargo, en el proyecto de presupuesto del próximo año, el gobernador etiquetó 14 mil 11 millones de pesos; 4.3 por ciento más que el año pasado, lo correspondiente sólo a la inflación.
Al rector le disgustó. El lunes declaró que ese recurso es insuficiente. Se requieren, enfatizó, al menos mil 200 MDP adicionales para los centros universitarios y preparatorias, más otros 680 MDP para infraestructura educativa. De estos últimos, 250 MDP se destinarían al Centro Cultural Universitario para terminar el polémico Museo de Ciencias Ambientales.
Ese mismo lunes, en el marco del V Informe de Gobierno de Alfaro, el rector declaró que analizaría el paquete presupuestal con el gobernador. Allí, cuestionado por reporteros, volvió a dar señales, intencionalmente ambiguas, sobre una posible candidatura: “No podemos descartar nada, pero mi decisión en este momento es cuidar a la universidad”.
Algo ocurrió 48 horas después porque cerca de la medianoche del miércoles el rector publicó en sus redes: “En Jalisco, aunque parezca increíble, hay quienes todavía no han aprendido que por las malas no entiendo. Soy amante de la educación, del diálogo y del buen trato. Allá ellos”.
La alusión se interpreta como un reclamo ante la posible ausencia de diálogo y entendimiento con el gobernador para definir el presupuesto del próximo año para la UdeG.
Villanueva enfrenta el dilema de Odiseo. Si decide buscar la candidatura de Guadalajara por Morena -sabida es su cercanía con Claudia Sheinbaum-, abandona a una universidad que deberá resistir el cortejo de sus múltiples pretendientes. Nada más peligroso que el poder viudo en espera de que alguien quiera tomarlo. Una institución tribalizada y en disputa pondría en riesgo lo construido en las últimas décadas.
Sin embargo, si el gobernador traiciona a Villanueva y le niega el presupuesto que demanda, ¿qué otra alternativa le quedaría sino pelear por los votos necesarios para cambiar las correlaciones de fuerza en el Congreso local y garantizar recursos para la Universidad? La alianza entre Morena y Hagamos es el primer paso de esa causa. Si el 15 de diciembre, fecha límite para aprobar el presupuesto estatal, no hay un acuerdo satisfactorio para ambas partes, Villanueva tiene hasta enero para tomar una decisión.
jonathan.lomeli@informador.com.mx