Verstappen merece sumar un cuarto título de pilotos consecutivo
¡Qué increíble carrera muchachos!, fueron las palabras que Max expresó por la radio a su equipo al bajar de su auto, después de ejecutar una proeza de carrera en el Gran Premio de Brasil corrido en el circuito José Carlos Pace de Sao Paulo.
La sexagésima segunda victoria en su historial y séptima en esta temporada será recordada por muchos años como una muestra de lo que un campeón mundial de su calibre puede hacer ante la adversidad.
La carrera sprint ganada por Norris después de que su compañero Piastri cedió la victoria a dos vueltas del final, seguidos de Verstappen en la tercera posición, acercó a Lando a cuarenta y cinco puntos de Max en la pelea por el título.
La lluvia que azotó al circuito después de la carrera sprint del sábado obligó a los organizadores a extender el horario de la calificación para el Gran Premio lo más posible, hasta que el temporal y falta de luz impidieron que se llevara a cabo.
Después de varias horas de cabildeo, los organizadores y autoridades decidieron modificar los horarios del domingo para que la calificación se realizara a las 07:30 hora local y la carrera a las 12:30, en busca del mejor clima posible. La naturaleza se encargó de cambiar los planes de los humanos.
El nuevo pavimento que sudaba líquido aunado a la lluvia cambiante, no ayudó a la adherencia de los autos actuales con plataformas amplias bajo las que el acuaplaneo se podía presentar en cualquier momento, requiriendo un manejo más técnico que de costumbre.
Norris y McLaren acertaron en los tiempos para calificar llevándose la pole, no así Verstappen que, afectado por las banderas amarillas y rojas previas a su último intento en la Q2, quedó fuera de la Q3 en la décimo segunda posición y con la penalización de cinco puestos por los cambios mayores efectuados en su auto, lo relegaron a la décimo séptima posición en la parrilla.
Fue a partir de la arrancada que el desempeño de Max ralló en la perfección, adelantando autos por dentro y fuera de la trayectoria ideal para colocarse en el décimo puesto en la segunda vuelta, octavo en la décima, séptimo en la décimo primera y sexto en la décimo segunda, donde topó con el Ferrari de Leclerc que cedió la quinta posición hasta su ingreso a fosos en el vigésimo quinto giro.
Verstappen recortó rápidamente la distancia a Ocón que, a bordo del sorprendente Alpine, marchaba en la cuarta posición intentando superar a Tsunoda. El japonés, aferrado a la tercera posición, se había distanciado a más de doce segundos de Norris en su duelo con Russell por la punta.
La bandera amarilla ocasionada por el despiste de Hulkenberg a bordo del Haas en la vuelta 27 dio pie a diferentes criterios en la estrategia de los equipos. Russell, Norris y Tsunoda ingresaron por neumáticos frescos, no así Ocón, Verstappen y Gasly que decidieron continuar con los intermedios para lluvia hasta nuevo aviso.
La bandera roja provocada por el fuerte choque de Colapinto en el giro 32 confirmó el momento ideal para calzar neumáticos frescos. El auto de seguridad hizo su aparición al tiempo que Russell se quejaba amargamente por haber sido ingresado antes, la apuesta de su equipo le había desfavorecido.
Una nueva bandera amarilla ocasionada por el despiste de Bearman en el siguiente giro confirmó las condiciones adversas que reinaban. El auto de seguridad liberó al pelotón en la vuelta 34, Ocón se separó de Verstappen a más de tres segundos hasta el siguiente despiste de Bearman, que en la vuelta 37, volvió a pintar la pista de amarillo.
El choque de Sainz en el giro 39 provocó la segunda aparición del auto de seguridad, encabezando el relanzamiento de la carrera en el giro 43, una vez retirado el Ferrari de la pista.
Ocón intentó mantenerse a la cabeza, pero no pudo evitar que Verstappen lo superara con una maniobra temeraria y sorpresiva. Max comenzó así una demostración de pilotaje sin precedentes, estableciendo vueltas rápidas conforme devoraba el húmedo asfalto en su camino a la victoria.
Recibió la bandera de cuadros después de romper su propio récord de pista en 17 ocasiones, atestando un golpe de poder en su persecución por el cuarto título consecutivo y dejando claro que para ser campeón en la Fórmula 1 es necesario ser un fuera de serie.
Su ventaja con respecto a Norris se incrementó a 62 unidades con los 26 puntos obtenidos por su proeza. Resulta casi imposible que Lando logre arrebatarle el título con tres carreras faltantes y para ser honesto, le queda aún muy grande el saco de campeón al piloto de McLaren, que más bien se debe concentrar en superar a Piastri, su aguerrido compañero de equipo, quien sí muestra los tamaños para algún día emular al neerlandés.
Hemos sido testigos de una página imborrable en la historia del automovilismo, escrita con los trazos de un prodigio del volante. Disfrutemos de sus próximos desempeños en las tres carreras faltantes por correrse en Las Vegas, Catar y Abu Dhabi.