Verificación: otro golpe al bolsillo
Una amiga quiere comprar un auto porque recién cambió de trabajo con un mejor sueldo. Le pregunté, con auténtica curiosidad, para qué quería un carro si trabaja en línea desde el barrio de Mexicaltzingo para una empresa en CDMX que diseña cursos digitales para universidades (un negociazo que creció a doble dígito con la pandemia, me contó).
Su respuesta, no sin cierta ironía, me dejó satisfecho: «para hacer cosas de señora tapatía como ir al súper. Es un rollo hacer el mandado en Uber».
Tengo la hipótesis de que uno compra un carro sin mucha aritmética ni razonamiento detrás a pesar de que los números indican que es uno de los peores «negocios».
Sólo al salir de la agencia, el vehículo se devalúa entre 17 y 27 por ciento, según portales de compraventa automotriz como Kavanak. Asimismo, si compras un auto de valor promedio, digamos, de 270 mil pesos, su costo real no es el que pagas en la factura.
Supongamos que das un enganche de 50 mil pesos con mensualidades de 6 mil. A eso añade el gasto en gasolina que ronda los 23 mil pesos anuales si consideramos que un carro recorre 10 mil kilómetros al año en promedio. Esto si se mantiene en 23 pesos el litro de combustible y el carro rinde al menos 10 km/L.
Sumemos la licencia ($792), el seguro ($6,000), el refrendo ($711), las placas ($2,000) y el mantenimiento preventivo ($1,500). Esto significa un gasto anual de más de 30 mil pesos sin considerar las mensualidades.
Uno hace conciencia del costo «catastrófico» de un carro hasta que lo tiene y lo paga. Por eso es tan impopular cualquier gravamen o gasto inesperado para el auto como la nueva verificación vehicular en Jalisco.
Sobre todo en un momento de inflación en máximos históricos. Con un costo de 500 pesos, la verificación vehicular será obligatoria a partir de julio para más de 2.5 millones de automovilistas en la metrópoli.
Parece menor, pero este golpe a los bolsillos de los jaliscienses llegará en el peor momento. Si el gobierno estatal quiere revivir este programa, tendrá que aplicar mano dura con las multas.
Entonces el costo político podría ser alto y ponerle los clavos al ataúd de la figura de un gobernador de Jalisco que rankea en los últimos lugares de popularidad entre sus homólogos. Recordemos que tras varios retrasos Aristóteles Sandoval renunció a la verificación en parte por un cálculo electoral para la elección de 2018.
Por el auto, adicción tapatía culposa, objeto de culto y desprecio, estamos dispuestos a pagar casi todo. Pero no otro costo con lógica más recaudatoria que ambiental.
P.D.
Gerardo de la Cruz Tovar, Fiscal Anticorrupción de Jalisco, me asegura que el operativo para detener a Nancy Gómez estuvo integrado por seis policías investigadores de la dependencia a bordo de un auto compacto y dos camionetas que se sumaron después, más una patrulla municipal que apoyó para agilizar el tráfico. Y no por una veintena de elementos como me lo refirió Nancy y como lo consigné en la columna de ayer.