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Verdad histórica vs Informe Covaj

La desaparición y eventual asesinato de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en la trágica noche de Iguala del 26 de septiembre de 2014 es uno de los más grandes crímenes de Estado que se ha cometido en la historia reciente de México. Conforme se fueron conociendo los detalles de este operativo represivo desarrollado a lo largo de al menos seis horas en diversos puntos de Iguala y otros municipios de Guerrero, la magnitud de esta atrocidad produjo un golpe de conciencia en millones de mexicanos: la conciencia de que cualquier persona podría ser desaparecida sin razón alguna.

Este golpe de conciencia sobre la barbarie en México, específicamente la crisis por desapariciones que en 2014 era poco conocida, produjo un ciclo de protestas de la sociedad mexicana y en otros puntos del mundo que significó un quiebre político para la imagen del Gobierno de Enrique Peña Nieto.

En este contexto de indignación social, masivas protestas y crisis política se fraguó lo que se conoció como la “verdad histórica” del caso Ayotzinapa y que fue presentada en noviembre de 2014 por el entonces procurador de la República, Jesús Murillo Karam, hoy bajo prisión preventiva.

La “verdad histórica” se resume en el relato de que los estudiantes fueron detenidos por policías de Iguala y posteriormente entregados al grupo criminal de Guerreros Unidos en dos entregas, y que por instrucciones de “El Gil” se ordenó al jefe de sicarios de Cocula la desaparición de los normalistas incinerándolos en el basurero de Cocula. Los restos en cenizas fueron posteriormente arrojados al río San Juan.

Desde que fue anunciada la llamada “verdad histórica” fue impugnada y cuestionada tanto por los padres y madres de los 43 normalistas, las organizaciones sociales que los acompañan como el Centro Tlachinollan y el Centro Prodh. Además fue cuestionada por científicos mexicanos y extranjeros, específicamente la versión de la incineración de los 43 en el basurero de Cocula, Guerrero.

Ahora que la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa (Covaj) presentó su informe a través de su presidente, el subsecretario de Gobernación Alejandro Encinas, se han hecho comparaciones, paralelismos y diferencias entre la “verdad histórica” y el informe Covaj presentado el pasado 18 de agosto.

Varios comentaristas sugieren que, en esencia, se trata del mismo relato, pero revisando el informe se pueden ver diferencias sustanciales, sin que esencialmente en ambos se llegue a la exigencia de los padres: conocer el paradero de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Si bien hay algunas coincidencias en los relatos explicativos de la investigación judicial de 2014 y la presentada la semana pasada, hay diferencias importantes que aparecen en el informe Covaj presentado por Encinas. La principal es que la Covaj reconoce que la desaparición de los 43 normalistas constituyó un crimen de Estado, en colusión con el crimen organizado.

Otra diferencia es que el informe Covaj sostiene que la versión de que se incineró a los 43 en el basurero de Cocula es una fabricación de la “verdad histórica”. Lo que ocurrió, según este informe es que el mando de Guerreros Unidos identificado como “A1” dio la orden de “chin... a todos a discreción”. “Las instrucciones originales eran quemar a los estudiantes, pero al ser muchos decidieron repartirlos por lo que ‘El Chuky’ les metió ‘machete’ y los metieron en bolsas para que cada grupo se deshiciera de ellos como quisiera”. Cuatro días después del 26 de septiembre, todavía estaban vivos seis de los 43 en una bodega en Cocula, pero el 30 de septiembre “El Coronel” dio la orden “limpiar todo” por lo cual fueron eliminados.

Uno de los aportes relevantes del informe Covaj es que hay indicios de los posibles lugares donde fueron arrojados los restos de los 43 normalistas: río Balsas, pozo de Pueblo Viejo, casa de Huitzuco, y mina Los Patrones, todos en Guerrero, cerca de Iguala. Lo más crudo que tuvieron que escuchar los padres y madres de los normalistas en el informe Covaj es que “no hay indicio alguno de que los estudiantes se encuentren con vida”. Si esto es así, al menos deberían tener la certeza de donde están los restos de sus hijos para cerrar su duelo. Y sobre todo, deberían tener justicia castigando a los responsables de uno de los crímenes de Estado más repugnantes e indignantes en la historia del país.

Rubén Martín

rubenmartinmartin@gmail.com / @rmartinmar

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