Verano intenso
La eliminación de los aranceles impuestos al acero y el aluminio por Estados Unidos, y las represalias de México y Canadá son un paso importante en la ruta de la aprobación del T-MEC. Supone que una parte de los legisladores republicanos que estaban reticentes ahora impulsarán el voto a favor en el Capitolio; sin embrago los demócratas encabezados por Nancy Pelosi han expresado reservas hasta que se implemente realmente el cambio laboral en México.
Consideran indispensable la práctica de la auténtica libertad sindical para inducir aumentos salariales que terminen con lo que algunos de ellos consideran como subsidios por bajos salarios en las fábricas mexicanas.
Argumentan que en la primera versión del tratado se pactaron cambios laborales y ambientales que luego no se llevaron a la práctica y quieren asegurarse que no vuelva a suceder. El anexo 23 de Tratado se convierte en asunto estratégico. La reforma laboral aprobada establece un calendario gradual para su puesta en operación que implica la inversión de miles de millones de pesos, la creación de instituciones, cambios legales en los estados y modificaciones a las prácticas sindicales que se terminarían de instrumentar hasta 2022.
La cuestión está en cómo asegurarse que se cumplirán y en qué términos se haría. Los cambios en el nuevo sistema penal son un mal precedente por la postergación y poca efectividad en la práctica. Así que la discusión de estos temas está en la mesa de muchos representantes en Washington y la resonancia podría ser grande en los meses siguientes.
Dado que en Canadá habrá elecciones en octubre y que el proceso electoral en Estados Unidos inicia prácticamente en julio 30 con el debate en Detroit de los demócratas, el espacio para aprobarse en Estados Unidos es entre los meses de agosto y septiembre. Esto porque luego de que la administración lo presente los legisladores tienen 60 días naturales para su debate y aprobación. Con lo cual la presentación podría ser en el mes de junio, es decir en las próximas semanas.
Es probable que el pacto incluya la aprobación casi simultánea en México y Canadá. Así que en la agenda de eventos previsibles habrá que anotar el debate en el Capitolio para el verano en el que saldrán a la palestra los asuntos mexicanos de siempre: comercio, seguridad, migración.
En el escenario que Trump lograra la aprobación, se convertiría en un logro para su campaña que entonces estará a velocidad de crucero. Los demócratas no pueden cargar con la culpa del descarrilamiento de cara a la elección, así que buscarían un acuerdo para evitar el uso electoral del tema y si no lo logran pueden tratar de diferir el debate para después de la elección presidencial.
Pero a partir de la experiencia de 1994 y el estilo negociador de Trump es previsible que, entonces, en el punto culminante del proceso de debate la administración y los legisladores exijan a México nuevas concesiones en temas paralelos como la seguridad y la migración.
De hecho, pareciera que el proceso ya ha iniciado con muestras acciones coordinadas en materia de combate al narcotráfico y lavado de dinero, y los temas arancelarios como con la política migratoria. En un primer balance, la actuación mexicana ha sido positiva en la defensa de nuestros intereses con una visión de la agenda completa. Se avecina un verano intenso que abrirá oportunidades diplomáticas, económicas y políticas.