Una reforma “con las patas”
¡No, señor exministro de la Suprema Corte de la Nación, Arturo Zaldívar!, no son “aparentes contradicciones” las que se aprobaron en la reforma al Poder Judicial. Es una contradicción -en toda la extensión de la palabra- lo que se certificó en el Poder Legislativo. La controversia está en los artículos 94 y 97 de la Constitución, donde se establece que la presidencia de la Suprema Corte se renovará cada dos años de manera rotatoria, mientras que en el otro determina que será elegido cada cuatro años. Así de sencillo. No es “aparentes contradicciones”, es contradictorio.
El ahora coordinador general de Política y Gobierno de la Presidencia de México solo queda exhibido con sus comentarios de ayer en la mañanera, cuando queriendo justificar el error los legisladores que aprobaron “al vapor” la reforma judicial, dijo frente a Claudia Sheinbaum que “este tipo de antinomias o aparentes contradicciones, cuando hay una reforma, sobre todo una reforma tan importante, no solo en México, en cualquier parte del mundo” suceden. Y de igual manera se expuso Ernestina Godoy, la flamante Consejera Jurídica de la Presidencia, quien culpó a “la comentocracia” -sí, a nosotros- de “buscar confundir a la ciudadanía”, pero reconociendo el error y justificándolo al decir “pero hay una salida jurídica”.
Qué manera tan sencilla de evadir responsabilidades y querer limpiar públicamente los errores, culpando a “la comentocracia” de las “burradas” que cometen los legisladores, quienes irresponsablemente “levantan la mano” para aprobar algo que ni siquiera han leído, que no entienden y que menos calculan las consecuencias de su implementación. Lo hacen por instinto, sin razonar e ignorando cuál es la función para la que fueron elegidos, reaccionado solo a la “orden del amo” quien les envió la propuesta, “sin quitarle ni una coma”. Una falta de seriedad total y aprovechándose solamente del gran poder mayoritario que tienen, sin importar las formas, los contenidos, haciéndolo con arrogancia y sin criterio.
Hoy, la solución que proponen a los garrafales errores que cometen, es poner un “parche” sobre el otro “parche”, pisoteando la Constitución. Simplemente, todo “lo hacen con las patas”.
¿Usted, qué opina?