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Una petrolera destrona a Apple, una fábula con moraleja complicada

El petróleo vale más que la tecnología… otra vez. Saudi Aramco es la empresa más valiosa del mundo. Esta petrolera, con sede en Arabia Saudita, alcanzó un valor de mercado superior a los 2.4 billones de dólares, luego de subir casi 30% en lo que va del 2022. Desplaza a Apple, que llegó a ser la primera empresa en la historia con valor superior a los 3 billones de dólares y esta semana está por debajo de los 2.3 billones.

Este enroque en la cumbre es una noticia rara, en un año raro. Las petroleras suben porque el precio de los energéticos se destapó con la invasión de Rusia a Ucrania. Recuperan un lugar que ocupaban hasta hace tres años. En 2019, la estadounidense Exxon era la empresa más valiosa del mundo. Fue desplazada por Apple. Cuando eso ocurrió, casi todo mundo asumió que ese desplazamiento era irreversible: el futuro era de las tecnológicas y las petroleras tenían que prepararse para ocupar lugares más modestos en las tablas de posiciones.

Las tecnológicas bajan porque los inversionistas en el mercado bursátil están reduciendo sus apuestas por un sector que se asocia con alto crecimiento, pero también con riesgo. Netflix ha caído 71%; Amazon 35% y Tesla 31 por ciento. La número 1, Apple, pierde 20% en el año, a pesar de haber entregado un informe trimestral con buenos números que reflejan crecimiento. El mercado le da la espalda porque no le gusta lo que ve para los próximos meses: siguen los problemas de abastecimiento de piezas clave, entre ellos los semiconductores, y se deterioran las perspectivas en el mercado chino. Es el frenón, relacionado con las medidas draconianas para contener el COVID-19; la competencia creciente de empresas chinas que hacen bien las cosas y además explotan el nacionalismo creciente, en medio de tensiones entre Estados Unidos y China.

En el guion no estaba que una petrolera fuera la empresa más valiosa del mundo en 2022, por eso los analistas se apresuran a decir que este renglón torcido se corregirá más pronto que tarde. Corrección quiere decir que las petroleras verán bajar su valor, porque la guerra en Ucrania terminará en algún momento y el mercado del petróleo recuperará su equilibrio en un punto con precios más bajos. El lado B de esta corrección, según los expertos, incluiría que las tecnológicas abandonarán el territorio de los grandes Osos y entrarán en la zona de los Toros. Pasarán de las grandes caídas a la vigorosa recuperación.

El problema con este pronóstico es el mismo que tenemos con todos los pronósticos en estos momentos: La bola de cristal está rota. El petróleo puede subir aún más, si China vuelve a abrir su actividad económica antes de que la invasión de Ucrania termine. En este escenario, podemos considerar que Estados Unidos no consigue reponer la producción que Rusia colocaba en el mercado, tampoco tiene éxito en las negociaciones con Venezuela e Irán.

¿Cuándo volverán las tecnológicas a valer lo que valían en 2021? Los inversionistas están siendo despiadados con las estrellas tecnológicas. Las tratan como si todas fueran lo mismo, sin dar la importancia debida a la historia de cada una, el mercado que atiende y sus planes para enfrentar la estanflación o sus competidoras. Quizá sea injusto, pero así funcionan los mercados: tienen algo de bipolaridad. Hace un año nos encontrábamos en la situación opuesta: las tecnológicas subían por inercia. No importaba la economía, ni su balance de resultados… tampoco la salud mental de sus CEO’s.

El futuro ya no es el que era, ¿o sí? La transición energética vive un momento de confusión por el pico inflacionario que provocó la disrupción del abasto ruso, especialmente en Europa. Greenflation se le llama a este proceso y es una de las palabras sofisticadas a aprender en el 2022. La transición energética sufre, pero sigue siendo una prioridad en la agenda de los mayores países del mundo y de las principales empresas energéticas. Recuerden que BP ahora ya no quiere decir British Petroleum, sino Beyond Petroleum (más allá del petróleo).

¿Apple volverá a ocupar el trono? Lo más seguro es que sí, porque vende un relato poderosísimo: es un pasaporte chic al futuro que se tiene que renovar cada año. Volverá y su destino será perder el número 1, pero no a manos de una petrolera. El futuro pertenece a las tecnológicas y los próximos números 1 vendrán de ese mundo. En forma de soluciones tecnológicas, nos venderán salud, energía, placer, estatus o un universo virtual. El ascenso de Saudi Aramco es una anomalía… que no se corregirá en un abrir y cerrar de ojos. Está aquí para recordarnos que el mundo no está listo para soltar su adicción al petróleo.

Luis Miguel González

lmgonzalez@eleconomista.com.mx

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